O segundo grande conjunto litúrgico da antiguidade (o primeiro seria o ritual edênico), denominamos ritual diluviano, é igualmente comemorativo e iniciático. Ele se propõe, com efeito, relembrar por um lado a ruína da teocracia pastoral do paleolítico (vide Gordon Idade Ouro) depois de sua corrosão pelo matriarcado (vide Grande Mãe), por outro lado o iniciatismo, depois do período catastrófico que dele marcou o desaparecimento quase total: jamais, em qualquer outro período da evolução religiosa, o nível espiritual da humanidade esteve tão baixo quanto durante o período dito diluvial. O reformador e restaurador que o Gênesis denominou Noé tirou nossa espécie de um verdadeiro pântano. Ele constituiu a teocracia sobre novas bases. Foi ele o inaugurador da Idade de Prata. As tradições caldaicas o chamam Uta-napishtim (em sumério Zi-ud-sud-du, nome reduzido em Zi-sud-da, em seguida deformado em Sisouthros ou Xisouthros, décimo rei da dinastia antediluviana segundo wp-fr:Bérose). As tradições iranianas o identificaram com o primeiro ancestral, Yima; se reconhecia igualmente em Ahura Mazda. Na Índia, se encontra sob o nome de Manu, e não é raro que se confunda com wp-en:Yama, o primeiro homem, em virtude de uma tendência geral a assimilar a recriação pós-diluvial à criação primeira ou criação edênica (v. Gen 2): é em virtude desta mesma tendência que o lugar onde se instalou o renovador da teocracia foi identificado, em muitos povos, com o paraíso terrestre; mesmo na Bíblia, uma preciosa perícope, cujo único erro estar em seu lugar no capítulo II do Gênesis, proclama esta identificação. — Na Grécia, o fundador do Olimpo, wp-en:Zeus, é manifestamente a grande personalidade da Idade de Prata e o remanejador da teocracia, depois do período problemático que tinha determinado a castração de Uranos: esta castração, operada por instigação de wp-en:Gaia_(mythology)|Gaia, a Mãe Divina, — dito de outro modo sob a influência das mulheres cultivadoras — transcreve um cenário litúrgico local, que comemorava, como todos os outros, fatos históricos de primeira importância. [[Pierre Gordon: A imagem do mundo na antiguidade]
Tal é o significado oculto do relato genesíaco da embriaguez de Noé, de quem depois de ter bebido o vinho, se diz que “ficou nu (descoberto) no meio de sua tenda”, como o que seu filho Cam, “viu a desnudez (vergonhosa) de seu pai”. Por último, se diz que Sem e Jafé puseram uma capa sobre seus ombros, e assim “cobriram a desnudez (as vergonhas) de seu pai”, sem vê-las.
- No tocante ao sentido da embriaguez de Noé ao beber o vinho daquela vinha da qual o Pai é o vinhador (Jo 15,1), já se ensaiou uma primeira explicação no comentário do Evangelho de Tomé - Logion 28.
Não resulta demasiado difícil entender que nesta insólita passagem se relata a teofania de Noé, que depois de se ter “embriagado” com o vinho do conhecimento que advém da vinha de Deus, revelou, ou melhor, “des-cobriu” “em meio de si mesmo” (de sua tenda), ao Cristo eterno, oculto, preexistente e único dotado de Vida inacabável, que se manifesta como Eu Sou. A desnudez (as vergonhas) de Noé, foi logo coberta pelos filhos, mas estes mantiveram “seus rostos virados”, porque nas bodas sagradas do homem com Deus, deve se manter o sobreposto, o agregado, a distância, enquanto “o que é” se faz nuvem gloriosa. [[Roberto Pla: Evangelho de Tomé - Logion 36-37]
De todos los profetas que precedieron a Muhammad en el tiempo, Ibn ‘Arabî menciona a Noé como representativo de la actitud de tanzîh. Es significativo que Ibn ‘Arabî titule el capítulo de los Fusûs en que menciona a Noé «la sabiduría transcendentalista (bikma subbûhiyya) encarnada en el profeta Noé» .
Según el Corán, en una época dominada por una obstinada y desenfrenada idolatría, Noé negó el valor de los ídolos, exhortó a la fe en un único ilâh y defendió el monoteísmo. En otras palabras, hizo hincapié, a lo largo de toda su vida, en el principio de tanzîh. Su actitud, según Ibn ‘Arabî, era una necesidad histórica y, por consiguiente, estaba justificada. En esa época, entre sus gentes, el politeísmo estaba tan difundido que sólo la exhortación implacable a un tanzîh puro y extremo podría hacer regresar al pueblo a la forma correcta de creencia religiosa.
Sin embargo, aparte de estas consideraciones históricas, el tanzîh como actitud humana respecto a Al-lâh es claramente parcial. Cualquier creencia religiosa basada exclusivamente en el tanzîh es esencialmente imperfecta e incompleta. Porque «purificar» a Al-lâh hasta ese punto y reducirlo a algo que nada tiene que ver con las criaturas es una manera más de delimitar la divina Existencia, que es, en realidad, infinitamente vasta e infinitamente profunda. El «tanzîh», como dice Ibn ‘Arabî , «en opinión de quienes conocen la verdad, consiste nada menos que en delimitar y restringir a Al-lâh». Al-Qâshânî explica esta frase como sigue :
El tanzîh consiste en distinguir lo Absoluto de todo lo contingente y físico, o sea de todas las cosas materiales que no admiten tanzîh. Pero sólo se puede distinguir una cosa de otra mediante un atributo de aquélla incompatible con el atributo de ésta. De este modo, la cosa en cuestión (la que se distingue de otra) cebe necesariamente ser determinada por un atributo y delimitada por una limitación. Todo tanzîh es, en este sentido, delimitación.
La esencia de lo que aquí se afirma es la siguiente: quien «purifica» a Al-lâh, Lo purifica de todos los atributos físicos, pero (inconscientemente), por ese mismo acto, Lo «asimila» (tashbîh) a los seres inmateriales y espirituales. Entonces, ¿qué sucede si uno Lo «purifica» de la «limitación» (taqyîd) misma? Incluso en ese caso, estará «limitándolo» con la «ilimitación» (itláq), cuando, en verdad, Al-lâh está «purificado» de (o sea transciende) las trabas de la «limitación» y la «ilimitación». Es absolutamente absoluto. No está delimitado por ninguna de las dos, ni tampoco las excluye.
En una desafiante declaración, Ibn ‘Arabî dice que «quienquiera que practique y defienda el tanzîh en su forma extrema es o un ignorante o uno que no sabe comportarse con propiedad respecto a Al-lâh».
En cuanto al «ignorante», Ibn ‘Arabî no da ejemplos concretos. Algunos de los comentadores, como Bâlî Efendi , son de la opinión de que el término se refiere a los filósofos musulmanes y a sus ciegos seguidores. Son gente, dice Bâlî Effendi, que «no cree en la Ley divina y que tiene la osadía de querer “purificar” a Al-lâh, de acuerdo con los requisitos de su teoría, de todos los atributos que Al-lâh se ha atribuido a Sí mismo».
En cuanto a los que «no saben comportarse con propiedad», Ibn ‘Arabî hace una observación: son «de los que creen en la Ley divina (o sea musulmanes), que “purifican” a Al-lâh y no van más allá del tanzîh». Se comportan de modo impropio porque «desmienten a Al-lâh y a los apóstoles, sin ser conscientes de ello». Con toda probabilidad, se refiere a los teólogos mu’tazilíes , conocidos por negar la existencia de Atributos en la Esencia de Al-lâh. Son creyentes, pero llegan imprudentemente a ese extremo, arrastrados por la fuerza de su propio razonamiento, y acaban ignorando por completo el aspecto de tashbîh tan explícito en el Corán y las Tradiciones.
Volviendo a la historia interrumpida de Noé, el tipo de tanzîh que éste simboliza es una actitud propia y característica de la Razón. al-Qashani lo llama «tanzîh por la Razón» (al-tanzîh al-‘aqlt). La Razón, por naturaleza, se niega a admitir que lo Absoluto aparezca en una forma sensible. Pero de este modo pasa por alto un punto muy importante, a saber, que «purificar» lo Absoluto de toda forma sensible, como ya hemos visto unas líneas más arriba, no sólo equivale a delimitarlo sino que es susceptible de caer en una especie del mismo tashbîh que con tanta violencia detesta.
Comentando un verso de Ibn Arabi, que dice: «Cada vez que [lo Absoluto] se aparece ante los ojos [en una forma sensible], la Razón rechaza [la imagen] por el razonamiento lógico que tan asiduamente aplica», al-Qashani señala7:
El significado del verso es el siguiente: cuando [lo Absoluto] se manifiesta (tayalli) en una forma sensible, la Razón lo rechaza por razonamiento lógico, a pesar de que, en realidad, [el fenómeno sensible] sea una realidad [a su manera] tanto en el plano del mundo sensible como en sí misma [o sea no sólo como fenómeno sensible, sino en su realidad como auténtica forma de manifestación de lo Absoluto]. La Razón lo «purifica» de ser un objeto sensible porque, de otro modo, [lo Absoluto] se hallaría en un lugar determinado y en cierta dirección determinada. La Razón estima que [lo Absoluto] está por encima de estas [determinaciones]. Sin embargo, lo Absoluto transciende aquello de lo que [la Razón] lo «purifica», y transciende la «purificación» en sí. Porque «purificarlo» de este modo es asimilarlo a los seres espirituales y, por lo tanto, delimitar su absolutidad. Hace de lo Absoluto algo determinado.
La realidad es que lo Absoluto transciende el estar en una dirección y el no estarlo, el tener una posición y el no tenerla; también transciende todas las determinaciones originadas por los sentidos, la razón, la imaginación, la representación y el pensamiento. [[Toshihiko Izutsu – Sufismo e Taoismo]