Gnosis Tentações

Evangelho de Tomé: LOGION 19; LOGION 14

Antonio Orbe: Tentações em AOCG

PARÁBOLAS EVANGÉLICAS EM SÃO IRINEU [OPEI]

  • Os gnósticos situam as tentações em seguida ao batismo.
  • Os sinóticos coincidem todos no verbo peirazesthai
  • Os valentinianos escolhem um termo frequente entre os gnósticos: saleuetai
  • As tentações de Jesus seriam externas, como quem é “sacudido desde fora”
  • Quem levou o Senhor ao deserto? Não importa, mas sim o ensinamento
    • Os Excertos de Teodoto registram as duas etapas: primeiro se apresenta no deserto com as feras; segundo, a raiz do domínio dobre elas e sobre o arconte, é servido pelos anjos

CRISTOLOGIA GNÓSTICA [AOCG]

En su proyección a los gnósticos han sido poco estudiadas. La lucha entre el Salvador y el enemigo se extiende a toda la vida de Jesús, desde su primerísimo viaje del cielo a la tierra hasta la victoria de la ascensión (contra la metensomatosis). Las tentaciones que siguieron al bautismo constituyen un episodio del drama.

Marción las eliminó de su Evangelio para evitar cualquier enlace entre los dos Testamentos. El recurso de Jesús a la Escritura Antigua acusaba todo menos la antítesis entre el Salvador y Yahvé.

Los Apotegmas de los Padres ponen en boca del gran Antonio: «Nadie podrá entrar en el reino de los cielos sin ser probado (oudeis apeirastos)».

Tertuliano atribuye el dicho al Salvador:

«Danos, pues, el medio de no ser tentados (peirazein) por el diablo perverso» — dicen los discípulos al Maestro en la Epistula Iacobi Apocrypha — . Replicó el Salvador: «¿Cuál sería vuestra recompensa si cumplierais la voluntad del Padre sin recibir paga de El, a título de don, cuando sois probados (peirazein) por Satanás ? Mas si os oprime Satanás y sois perseguidos y cumplís su voluntad (= de Dios), os digo: El os amará y hará de vosotros mis iguales»…

Las tentaciones de Jesús enseñan prácticamente lo mismo. La gnosis sectaria no tuvo reparo en ellas.

El Libro de Baruc, de Justino, conoce una muy calificada del enemigo Naás. El ángel Baruc aparece a Jesús, pastorcito de doce años, y se adelanta a prevenirle contra ella:

Y díjole: «Todos los profetas anteriores a ti fueron corrompidos (hypesyresan). Procura, pues, Jesús, hijo del hombre, no ser corrompido; mas anuncia este mensaje a los hombres»… Quiso, pues, Naás seducir también a éste (= Jesús); mas no pudo, porque permaneció fiel a Baruc. Airado, pues, Naás por no haber podido seducirle, hizo que fuera crucificado.

Tras el verbo corromper (hyposyrenai) o seducir se esconde la tentación universal del enemigo a los nacidos de mujer. Hércules representa a los santos paganos. Venus seduce a Hércules y le despoja de su poder.

La concupiscencia domina, asimismo, a todos los justos del AT, a Moisés y los profetas. La libido se presenta inexorable, y a ella sucumben todos, como nacidos de impura concupiscencia. Jesús, fruto virginal, vive por encima de la seducción. «Permaneció fiel a Baruc», alimentándose del «árbol de la vida» (= Baruc); porque, a diferencia de los demás, nacidos (y alimentados) del «árbol del conocimiento» carnal, supera toda corrupción y ataque de la concupiscencia (= Naás).

El duelo de Baruc y Naás por la posesión del hombre se prolonga, a lo largo de la historia, mediante el dominio de Naás (= árbol de la gnosis carnal) sobre Baruc (= árbol de la vida divina).

Y por primera vez fracasa en Jesús.

Justino gnóstico encubrió, tal vez simultáneamente, una referencia a las tentaciones sinópticas al escribir:

«Quiso, pues, Naás seducir también a éste, mas no pudo».

El texto no da más de sí.

La irritación de Naás por no haber logrado seducir a Jesús es fenómeno independiente de las tentaciones. El Evangelio de la Verdad se la atribuye al error, en pugna con la verdad enseñada por El; y responde mejor a la actitud habitual del enemigo durante la vida pública de Jesús:

Por eso se irritó el error contra El, le persiguió, le maltrató, le deshizo. Claváronle en un leño, y se volvió fruto del conocimiento (verdadero) del Padre; no causa de perdición para quienes han comido de El…

La Pistis Sophia, en una página que ya conocemos, cuenta una extraña aparición del Espíritu Santo a la Virgen María en forma de Jesús. Ella receló no fuese un fantasma para tentarla (peirazein). Mas no hubo tentación. Las únicas tentaciones que conoce Pistis Sophia se fundan en Lc 22,28ss: las que aguantaron juntos los discípulos con Jesús.

Algunos gnósticos medievales alegarían Mt 4,9 para probar que el diablo, autor y dueño de la creación material, se la prometía a Jesús como cosa propia.