Se concibe entonces que la «Sabiduría Cristiana» la cual es presidida por la «Trinidad supraesencial y más que divina» para conducirnos «a las más altas cimas de las Escrituras místicas» (San Dionisio), sea una participación ontológica de esta Sabiduría divina de la que hemos hablado. Bajo la moción del Espíritu Santo, ejerciendo su función de «maternidad hipostática», el alma entra en la Circumincesión (conjunto de las relaciones que unen a las tres personas divinas)de las tres Personas. Identificada a la Theotokos, ella engendra el Logos con el Padre – Origen; ella hace así la «voluntad del Padre» ya que, según Maestro Eckhart, «el Padre no tiene otra voluntad que la de engendrar al hijo único». 138 Abbé Henri Stéphane: SOPHIA o de la SABIDURIA
El hombre debe callarse y escuchar lo que Dios dice de si mismo. El habla del Universo, y el hombre lo reconoce como Creador y Maestro. En el Islam, Dios se declara el Único, el «Uno sin segundo»: «No hay divinidad si no es la Divinidad», y el hombre no es más que el servidor de la Unidad. En el Sinai, Yaveh revela su «Nombre» (Yo soy), él se revela como el Existente. En la India, aparece como «Paramâtma», el Supremo Si-mismo de todos los «si-mismos», o como el «Paranirvâna», el Supremo Vacío, es decir el Pleroma, la Plenitud. En la revelación cristiana, él se revela como Padre, por el Hijo, en el Espíritu, y el hombre se vuelve hijo adoptivo. 1200 Abbé Henri Stéphane: DIOS