Devotio Moderna Afetividade

Jesus Alvarez Gomez — Devotio Moderna
Excertos de HISTORIA DE LA VIDA RELIGIOSA III
Afetividade
Esta nueva forma de espiritualidad ha recibido el calificativo de «moderna» porque surge en el contexto de la «via moderna» del ockamismo. Ahora bien, esta corriente filosófica se caracteriza por el «voluntarismo». Y en la Devotio moderna, lo que cuenta es la voluntad, el corazón, la devoción, la entrega generosa. Ya no cuentan las elucubraciones mentales porque han sido desprestigiadas por el excesivo intelectualismo de la escolástica decadente de los malos seguidores de Santo Tomás de Aquino y de San Buenaventura, que agotaban todas sus energías en inútiles sutilezas especulativas.

En este sentido la Devotio moderna retorna a la línea afectiva de la más genuina tradición agustiniana que, expurgada de los altos vuelos metafísicos de San Agustín, por obra de los canónigos regulares primero, y después, por obra de los cistercienses y franciscanos, se eclipsa en la escolástica decadente y es resucitada por los «devotos» que la hacen asequible al pueblo en general. Aunque no se debe olvidar tampoco la labor de los agustinos en este acercamiento de la afectividad agustiniana a los fíeles.

Esta contraposición entre afectividad e intelectualismo fue plasmada en toda su radicalidad por uno de los más representativos «devotos», Juan Mombaer: «Todo lo nuestro pase al afecto, pero santo, piadoso, casto; y reduzcamos todo entendimiento a la cautividad, en obsequio de Cristo».

Es, una vez más, la ruptura con el pasado. Es una reacción contra la mística especulativa, incluida la del representante más genuino de la escuela mística flamenca, Ruysbroeck (+ 1381), con quien Gerardo Groot tuvo alguna entrevista, aunque no se dejó influir por él; como tampoco se dejó influir por los místicos renanos Eckhart y sus discípulos Juan Tauler (+ 1361) y Enrique Suso (+ 1366). Los «devotos», en efecto, despreciaban las especulaciones sobre la mística llevadas a cabo por estos maestros. Sus vuelos metafísicos no les atraen. De hecho, Gerardo Groot nunca los menciona, a excepción de Enrique Suso que es, precisamente, el más afectivo de todos ellos.

Sin embargo, no sería exacto negar toda influencia de estos místicos renanos sobre la Devotio moderna; porque ellos hablan con frecuencia del «hondón del alma» y promueven la «introspección» que no puede menos de conducir al «psicologismo» tan típico de los «devotos».

Ahora bien, esta actitud encierra en sí el peligro de privar a la devoción de una sólida fundamentación teológica, abriendo así un verdadero abismo entre la teología y la piedad, entre la mística experiencial y el saber científico sobre Dios. El mejor exponente de esta actitud antiespeculativa fue, sin duda, Tomás de Kempis: «Es preferible sentir la compunción a saberla definir». «¿De qué te aprovecha disputar de altas cosas sobre la Trinidad si careces de humildad por donde desagradas a la misma Trinidad? Las palabras sabias no hacen ciertamente justo ni santo, pero la vida virtuosa hace al hombre agradable a Dios».