SETIANOS
Excertos de José Montserrat Torrents, “Los gnósticos I: 1 (Biblioteca Clasica (gredos)”
La secta de los setianos, estudiada por Hipólito en su libro V, tiene poco que ver con la del Pseudo-Tertuliano y Epifânio. Este último, en concreto, afirma con toda claridad que se refiere a un grupo de contemporáneos suyos.
El nombre de setianos no queda justificado en la recensión de Hipólito, por más que incluya una rápida alusión a la tríada Caín, Abel y Set, y les atribuya una Paráfrasis de Set.
Para Hipólito, los setianos son unos simples plagiarios de los antiguos teólogos griegos, en particular de Orfeo. En realidad, el sistema setiano se basa en una exégesis alegórica del Pentateuco, con particular énfasis en los pasajes cosmogónicos del Génesis. Las citas del Nuevo Testamento son escasas, aunque el carácter cristiano de la secta no deja lugar a dudas. La serpiente es una alegoría del Demiurgo y también el disfraz bajo el que el Logos penetra en el seno de la Virgen.
Filosóficamente, el documento de los setianos es ecléctico, inspirado en el dualismo cosmológico platónico, con superficiales elementos aristotélicos y estoicos. Presenta algunos paralelismos con el Poimandres.
Francisco García Bazán
Los sethianos dicen tener registrada su doctrina en la Paráfrasis de Seth. También ellos sostienen un aparente triadismo ab initio: luz, tinieblas y, entre ellos, el espíritu. Pero esta coeternidad no pertenece a las tres naturalezas en si mismas, coeternidad, de la que, una vez más, nada se dice. Por el contrario, ella aparece aqui en relación con la creación cósmica y la situación existencial humana, o sea, en relación con la aventura de la chispa divina, que es lo que interesa exponer en los tres planos diversos de la noticia: 1) cosmológico (Elenchos V, 19,1-13 in médio); 2) soteriológico (Elenchos V, 19,13 in fine hasta 20) y 3) combinando ambos elementos en el hombre, al facilitar la teoria sethiana de la mezcla.
1) Respecto de la cosmologia, bíblica en la letra (rec. Gen 1,1-2), gnóstica en la interpretación y platónica en la exposición, se dice que el cosmos deriva de tres princípios autónomos entre sí, aunque con propiedades diferentes. Porque, la luz, resplandece o irradia, el espíritu se expande y el agua o matéria, recibe a lo anterior unido; aunque, claro, está, al acogerlo lo desmembra y empobrece. Al agua le corresponde el plano inferior, inerte y desfigurador de las entidades superiores, por eso “causa temor”. Evidentemente, ni estas naturalezas ni sus capacidades propias pueden intercambiarse entre sí, pero sí formar composiciones como imágenes, vale decir, imprimiendo o reflejándose las de arriba en las de abajo. El primer sello (el mundo ideal que contiene en potencia al físico) posee la forma total del cielo y de la tierra, o sea, es la luz reflejada en el espíritu, que pondrá orden en el caos (aqui, efectivamente, no está presente el agua). Es, por ello, la gran imagen que contiene todas las imágenes finitas. Pero para que la multiplicidad que está en el seno espiritual se concrete espaciotemporalmente, es decir, para que informe y constituya al cosmos de la génesis, debe aparecer simultáneamente el componente acuoso o material que permita la reflexión de la luz y del espíritu. Pero hay más. Sin Ia luz y su intermediário, el espíritu, no podría existir el orden imperfecto del devenir, por lo tanto, la matéria, en su constitución íntima posee la aspiración al orden, el que, naturalmente, jamás alcanza, pues se autodestruiría; pero gracias también a esta aspiración congénita permite la existencia incompleta del cosmos. Es esto lo que explica que el mito diga que la materia, claro está que a su manera, sea juiciosa e inteligible como los otros dos princípios.
Cae de suyo que para descubrir cuál es el real y verdadero origen de la materia sensible (y no su función, que es lo que el mito sethiano expone), no es necesario salirse del relato, sino que basta con urgir logicamente y en los limites de la tradición platónica los tres conceptos aqui presentados de luz e irradiación luminosa, espíritu y expansion espiritual y espíritu y perfume espiritual, pues en los tres casos en los términos segundos hay una disminución de poder respecto de los primeros, lo que ya revela la aparición de la materia hecha surgir bajo las normas coherentes de una mentalidad metafísica y emanatista.
2) Pero de acuerdo con la anterior cosmologia se explica también el origen del ser humano, espíritu sometido que debe liberarse. Siguiendo el relato bíblico: “el espíritu era llevado sobre las aguas”, pero con la interpretación sethiana: si el espíritu tiene connatural capacidad expansiva, si por ello, igualmente, al estar sobre las aguas puede reflejarse en ellas; pero, además, si éstas al ser caóticas impiden el reflejo, necesariamente, la generación existirá como una mezcla de ambos, que desvirtua al primero y aquieta a las segundas. Pero el aqui descripto no seria más que el mundo como surge de las manos de Dios, que es como lo conciben los perfectos. El mundo, sin embargo, no muestra realmente tal contextura. El mundo se da como un sistema complejo en el que los disvalores éticos y la ceguedad espiritual son fundamentals para su constitución. El mundo es, por ello, más un caos, que un cosmos o, si se quiere, un cosmos subvertido. En tal caso el predomínio de la materia que en él impera es radical y, por esta razón, la ley espiritual se encuentra entenebrecida al máximo. Tal es el mundo para el hombre, tal es el contexto en el que está prisionero y por ello, según el mito, es el viento agitado y la ola desmedida del agua caótica la que toma la iniciativa y la que domina en semejante orbe. Aqui, para su desgracia, está el hijo de la Mujer (= Espíritu o Sofia de otras escuelas) y de aqui debe salir por iluminación o reconocimiento espiritual. Pero estos gnósticos, como todos los vistos hasta ahora, junto con su vieja estirpe judia, conservan su experiencia Cristiana, por este motivo el desígnio salvador comprendido gnósticamente conserva en su centro la figura y el recuerdo de la Palabra que baja desde el Espíritu al caos cósmico ( = vientre impuro y, por extension, a la matriz virginal de Hipólito), para traer el mensaje, es decir, para avivar la conciencia pneumática, acto que torna al hombre libre, perfecto y verdadera luz para el mundo.
3) Pero (¿cómo es posible desde el nivel epistemológico natural la liberación del espíritu? Pues sobre la base de la crasis universal de los entes finitos, doctrina que alcanza particularmente al hombre. En breve, cada elemento vuelve a su lugar de origen, la tierra a la tierra, el alma al alma y el espíritu y la luz, al espíritu y la luz. Tal es, a ojos vista, la regeneración, la resurrección o el retorno.
El lector habrá podido observar que, aunque con sus características propias, el mito sethiano tampoco escapa del esquema gnóstico general.
Con la Luz, tenemos caracterizado al Dios trascendente. Con el Espíritu en general, se nos présenta al Pleroma, y con el espíritu sobre las aguas, al espíritu femenino y la Palabra, diferentes versiones eónicas en función extrapleromática, que es la actividad que aqui interesa. Lo dicho, sin duda, es lo menos patente.
La Sabiduría, igualmente, se encuentra caída, pero la causa de esta situación recibe una doble respuesta, la que tiene que ver también con dos intereses diferentes: 1) cosmológico. La luz espiritual está en el mundo, porque a la naturaleza de la luz le corresponde resplandecer y a la del espíritu, extenderse; 2) sotérico. La luz espiritual, como hombre perfecto o nous está en el mundo caótico, porque la matéria, superados los limites cósmicos, lo ha invadido. Aqui está prisionero el gnóstico, en este falso mundo originado por el silbo serpentino (actitud dualista). La necesidad de la gnosis, el reconocimiento, gracias a ella, de la identidad de la Palabra y el nous y el consecuente renacimiento espiritual, quedan, nos parece, claros de la previa exposición del mito sethiano.
Antonio Orbe
*Cristo Preexistente
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