Eckhart Sermão 9

SERMÃO 8 <= SERMÃO IX — QUASI STELLA MATUTINA IN MEDIO NEBULAE ET QUASI LUNA PLENA IN DIEBUS SUIS LUCET ET QUASI SOL REFULGENS, SIC ISTE REFULSIT IN TEMPLO DEI => SERMÃO 10

«Éste ha resplandecido en el templo de Dios como una estrella matutina en medio de la niebla, y como una luna llena en sus días, y como un sol radiante» ( Eclesiástico 50, 6 y 7 ).

Ahora me refiero a la última palabra: «templo de Dios». ¿Qué es «Dios» y qué es «templo de Dios»?

Veinticuatro maestros se reunieron con el propósito de hablar sobre lo que era Dios. Se congregaron en determinado momento y cada uno de ellos expresó su opinión; de éstas escojo ahora dos o tres. Uno dijo: Dios es algo en comparación con lo cual todas las cosas mutables y temporales no son nada; y todo cuanto tiene ( el ) ser, es insignificante ante Él. El segundo dijo: Dios es algo que se halla necesariamente por encima del ser, ( algo ) que en sí mismo no necesita de nadie y del que necesitan todas las cosas. El tercero dijo: «Dios es un entendimiento que vive únicamente en el conocimiento de sí mismo».

Dejo de lado la primera y la última ( opinión ) y me refiero a la segunda, de acuerdo con la cual Dios es algo que necesariamente se halla por encima del ser. Lo que tiene ser, tiempo o lugar, no toca a Dios; Él está por encima de ello. ( Es cierto que ) Dios se halla en todas las criaturas en cuanto tienen el ( ser ) y, sin embargo, está por encima ( de ellas ). Justamente con todo cuanto Él es en todas las criaturas, se halla por encima ( de ellas ); aquello que es uno en muchas cosas, debe estar necesariamente por encima de las cosas. Algunos maestros opinaban que el alma se hallaba sólo en el corazón. No es así y hubo grandes maestros que se equivocaban a este respecto. El alma se halla completamente entera e indivisa en el pie, y entera en el ojo y en cualquier miembro. Si tomo un lapso de tiempo, no es el día de hoy ni el de ayer. Pero si tomo el «ahora» ( de la eternidad ) éste comprende en sí todo el tiempo. El «ahora» en el cual Dios creó el mundo, se halla tan cerca del tiempo actual como el instante en que hablo ahora, y el Día del Juicio se halla tan cerca de ese «ahora» como el día que fue ayer.

SEGUE: §4; §5; §6; §7; §8; §9; §10; §11; §12; §13; §14