Bíblia (Orígenes e Michel Henry)

Orígenes: COMENTÁRIOS SOBRE MATEUS

E eis aí o entrelaçamento variado de uma rede que é comparado o Reino dos céus, pois elas são tecidas de pensamentos diversos e variados, as Escrituras antigas e novas. Assim como os peixes capturados pela rede são descobertos seja em um canto desta rede, seja em um outro, e cada um sob a malha que à dominou, assim também descobrirás também, a respeito daqueles que vieram na rede das Escrituras, que alguns foram dominados pelo entrelaçamento profético, por exemplo aquele de Isaías, em tal de seus textos, ou de Jeremias ou de Daniel, outros por aquele da Lei, outros por aquele do Evangelho, e outros pelos escritos dos Apóstolos. No início, com efeito, quando alguém é apreendido pela Palavra ou parece sê-lo, é por uma parte somente do conjunto da rede que é retido. Mas não é absurdo pensar que alguns dos peixes tomados são prisioneiros de todo o entrelaçamento da rede das Escrituras, e que, retidos de todos os lados e dominados, incapazes de escapar, mas, por assim dizer, submetidos de todas as partes, não são mais livres de escapar da rede. Esta rede foi «lançada no mar», na vida dos homens do universo inteiro, agitada pelas ondas (nas quais são fustigados), nadando entre as realidades salobras da vida. Mas esta rede, antes de nosso Salvador Jesus, não estava totalmente completa: faltava com efeito ao entrelaçamento da Lei e dos Profetas, quele que disse: «Não creias que vim para abolir a Leis ou os Profetas; não vim para abolir, mas para completar». E o entrelaçamento da rede foi alcançado nos evangelhos e nos ensinamentos do Cristo transmitidos pelos Apóstolos. Eis porque «o Reino dos céus é semelhante a uma rede, lançada no mar, que reúne toda espécie de peixes» (v. PARÁBOLA DA REDE).


Michel Henry: ENCARNAÇÃO

Si queremos comprender la Biblia como un escrito transcendental que no se preocupa por la historia fáctica de los hombres, debemos compararla con los demás libros «transcendentales» de los que disponemos. Por ejemplo, con el más famoso de ellos, aquel que en la edad moderna ha radicalizado el punto de vista transcendental. La Crítica de la razón pura es el prototipo de obra transcendental en el sentido de que el objeto de análisis es la concepción apriorística de todo hombre concebible, que Kant denomina la condición de posibilidad de la experiencia en general, definiendo así al hombre como esa condición de toda experiencia, como fenomenológico en su esencia, De esta estructura fenomenológica del hombre constituida por las formas a priori de la intuición pura y por las categorías del entendimiento, que son, unas y otras, modos del permitir-ver, se ha establecido que equivale a la del mundo, cuya exterioridad pura define la fenomenicidad pura y, así, «la condición de toda experiencia posible», de todos los «fenómenos».

Al considerar la Biblia desde este punto de vista transcendental (y dejando de lado todo lo que separa una obra individual moderna de un conjunto de textos muy antiguos redactados en épocas diferentes por diferentes autores), vemos aquello que diferencia a estas dos problemáticas, una de las cuales relaciona la esencia del hombre con el mundo, y la otra con Dios, en este caso, con la Vida. Si, como Kierkegaard en el siglo XIX, todavía hoy en día algunos pueden encontrar la Biblia infinitamente más profunda que la Crítica de la razón pura, a pesar de la extraordinaria potencia conceptual de Kant y de la elaboración sin igual de su terminología, es únicamente por esta diferencia fundamental de las temáticas, de las cuales sólo la primera nos atañe en lo más hondo de nosotros mismos, pues tanto en la vida teórica como en la práctica, desde que nos volvemos hacia el mundo olvidando que no es nunca en él donde comienza el camino de la vida, incluso si este camino comporta etapas, perdemos lo esencial y aquello que no recobraremos nunca. Eso es lo que muestra el ejemplo crucial del Sí transcendental que Kant es incapaz de aprehender en su «sustancia» y «simplicidad» propias, puesto que una y otra no son más que la materia fenomenológica de la Vida absoluta en su fenomenización originaria. Ésta es, en efecto, la confesión trágica de la problemática desértica de la crítica del paralogismo de la psicología racional en la Crítica de la razón pura. Sobre esto, cf. nuestra Généalogie de la psychanalyse, cap. IV: «La subjectivité vide et la vie perdue: la critique kantienne de l’ “âme”».