Lo que muere es lo que no ha existido nunca más que en modo ilusorio. La reintegración de todas las cosas in divinis es pues una necesidad y una evidencia metafísica. Pero no puede haber un retorno más que si hay correlativamente una salida: uno y otra no se sitúan evidentemente en el tiempo que no es más que una condición particular de la existencia. Son, por decirlo así, coetáneos con la divinidad: «Hay así multiplicación incesante del Uno inagotable y unificación incesante de la indefinida Multiplicidad (A. K. Coomaraswamy, Hinduismo y Budismo (Paidos 1997). Pero, dice también Eckhart, «mi entrada es más noble que mi salida».)». «Yo era un tesoro oculto y he querido ser conocido; por eso he creado el mundo» (Corán). 249 Abbé Henri Stéphane: EL SENTIDO DE LO SAGRADO
Se trata esencialmente de un «hecho sagrado», es decir, aplicando lo que hemos dicho anteriormente, de un hecho «puesto aparte», fuera de serie, si cabe expresarse así, y que no se sitúa en el tiempo ordinario, en una fecha precisa. La mejor prueba de ello es que los Evangelios callan sobre lo que pasó entre la Crucifixión y el descubrimiento de la tumba vacía. Es así imposible situar el «descenso a los infiernos», pero la iconografía representa al Cristo glorioso descendiendo a los infiernos; lo mismo, en la cruz, Cristo dice al buen ladrón: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43). 259 Abbé Henri Stéphane: EL SENTIDO DE LO SAGRADO