Sabiduría

Desde ese momento, la «manifestación universal» (o la creación) deberá proceder de un doble principio: TRADICION: PRINCIPIO MASCULINO –– PRINCIPIO FEMENINO : Hindú — Purusha [NA: Principio masculino de la manifestación universal; traducido a veces por «espíritu»] — Prakriti [NA: Principio femenino de la manifestación universal. A veces traducido como «naturaleza» o «substancia» pero no es la materia (el elemento determinable del cual está hecha una cosa) en el sentido moderno de la palabra. Prakriti produce la manifestación bajo la influencia de Purusa, el principio masculino.]; China: YangYin; Judeo-Cristiana: El Verbo Creador – La Sabiduría increada — La Virgen; Egipcia: Osiris — Isis 25 Abbé Henri Stéphane: DE IMMACULATA CONCEPTIONE

Este «renacimiento espiritual», como todo nacimiento, implica un doble principio que se traducirá en lenguaje teológico por la doble «mediación» de Cristo y de la Virgen. Cristo símbolo del elemento activo de la regeneración será la «fuente de todas las gracias»; María símbolo del elemento pasivo de la regeneración, será la «distribuidora de todas las gracias». Todo se explica. Se explican también los textos de la Sabiduría en el Oficio de la Virgen [NA: Ver sobre todo Eclesiastico (Siracida), XXIV, 14-16; Proverbios, VIII, 22-31, y Sabiduría, VII, 22-30.]: la sabiduría de la que se trata, es la Sabiduría increada, el Verbo Creador (no considerado en sus relaciones con el Padre en la Trinidad) considerado como Principio no manifestado de la creación (Principio masculino): surgida de la Boca del Altísimo, la Sabiduría busca un lugar de reposo recorriendo el circulo del Cielo y las profundidades del abismo; este lugar de reposo, es la «Sede de la Sabiduría». Ella lo encuentra –según orden del Creador– en Israel: es la Virgen, símbolo del elemento pasivo no manifestado a la cual se une el Verbo en la Encarnación. 37 Abbé Henri Stéphane: DE IMMACULATA CONCEPTIONE

¿Cómo se puede remediar este estado de cosas? ¿Cómo llegar a estructurar sólidamente una dogmática de la Virgen susceptible de proporcionar al mismo tiempo una base indiscutible a la espiritualidad tanto colectiva como individual? ¿Cómo hacer comprender, por ejemplo, que la Iglesia divinamente inspirada haya utilizado los textos de la Sabiduría para componer la liturgia marial, que haya definido los dogmas como a Inmaculada Concepción y la Asunción, que haya puesto en labios de sus fieles una oración «angélica» como el Ave María, recomiende el rosario, etc.? 47 Abbé Henri Stéphane: SOBRE LA VIRGEN

«Hablo de esa sabiduría que ha sido creada, de esa esencia intelectual que, por la contemplación de la luz, es ella misma luz, pues, aunque creada, se le llama también sabiduría. Hay por tanto una Sabiduría creada entes de todo, y esta sabiduría ha sido creada espíritu razonable e inteligente, en vuestra ciudad santa, madre nuestra, que está en lo alto, libre y eterna en los cielos. 86 Abbé Henri Stéphane: SOBRE LA VIRGEN

En la revelación vetero-testamentaria, la Sabiduría está interpretada tradicionalmente como siendo a la vez el prototipo del Logos y el de la Theotokos (Madre de Dios), mostrando de esta manera que los dos son inseparables. Así, cronológicamente, es la Sabiduría indiferenciada la que aparece la primera; a continuación aparecen sucesivamente la Virgen María y el Verbo encarnado por la operación del Espíritu Santo. 130 Abbé Henri Stéphane: SOPHIA o de la SABIDURIA

Todas estas «epifanías» tienen necesariamente su arquetipo eterno in divinis, pero esta vez el orden de sucesión es puramente «lógico y ontológico». Si el Padre es el Origen de la generación del Hijo y de la procesion del Espíritu Santo «con el Hijo», se puede decir igualmente que es el Espíritu Santo – el Amor – el que «revela» al Padre y al Hijo a ellos mismos, es lo que se designa con el nombre de «maternidad hipostática»; es esta perspectiva, la Theotokos aparece, no como una cuarta Hipóstasis, sino como una función del Espíritu Santo. Así, in divinis, lo que es primero en la expansión de la Esencia divina, es la Sabiduría en tanto que Theotokos: es la Receptividad divina que permite al Padre el «concebir y engendrar el Logos», y esta Concepción es evidentemente inmaculada. Así, la Theotokos es el medium quo por el cual el Padre engendra el Hijo Unico; ella es por lo tanto «madre de Dios». 132 Abbé Henri Stéphane: SOPHIA o de la SABIDURIA

Todo esto es indiferenciado in divinis; es por eso que la Sabiduría es tanto el prototipo del Logos como de la Theotokos. Los dos son inseparables: la Asunción de la Virgen es una evidencia metafísica. 136 Abbé Henri Stéphane: SOPHIA o de la SABIDURIA

Se concibe entonces que la «Sabiduría Cristiana» la cual es presidida por la «Trinidad supraesencial y más que divina» para conducirnos «a las más altas cimas de las Escrituras místicas» (San Dionisio), sea una participación ontológica de esta Sabiduría divina de la que hemos hablado. Bajo la moción del Espíritu Santo, ejerciendo su función de «maternidad hipostática», el alma entra en la Circumincesión (conjunto de las relaciones que unen a las tres personas divinas)de las tres Personas. Identificada a la Theotokos, ella engendra el Logos con el Padre – Origen; ella hace así la «voluntad del Padre» ya que, según Maestro Eckhart, «el Padre no tiene otra voluntad que la de engendrar al hijo único». 138 Abbé Henri Stéphane: SOPHIA o de la SABIDURIA

Las «Hipóstasis descendentes» aparecen así como los grados de la Realidad (principial), o como determinaciones de lo Absoluto en lo relativo, pero siempre in divinis, lo cual les confiere el carácter «ilusorio» de Mâyâ, ya que es in divinis como Mâyâ debe de ser «concebida» (la Inmaculada Concepción). Mâyâ es entonces el “Juego” de Dios consigo mismo, y se identifica así con la Sabiduría: «YHVH [NA: Tetragrama sagrado del Nombre inefable de Dios. Los judíos dicen «Adonai» (mi Señor) cuando leen la Biblia. La vocalización Jehovah es antigua, pero la de las Biblias modernas (Yaweh o Yavé) no tiene ningún sentido.] me ha poseído desde el comienzo de sus caminos, antes de sus obras más antiguas. Yo fui fundada en la eternidad (…) Yo era su obra, gozándome cada día, y jugando sin cesar en su presencia» (Libro de los Proverbios VIII, 22-31). Es por lo tanto Ananda, la Beatitud, el Amor: «Yo soy el océano de Infinita Felicidad, y es en mi que, al aliento caprichoso de Mâyâ, se elevan o se apaciguan todas las olas del universo» [NA: Viveka-cuda-mani, de Shankara, editorial OBELISCO.] 214 Abbé Henri Stéphane: INTERPRETACIÓN METAFÍSICA DE LA TRINIDAD

La Revelación vino para volver a enseñar al hombre a leer en las cosas y en si mismo el lenguaje divino del Verbo Creador, a reencontrar en ellas y en si su verdadera esencia que es divina. Así Dios es Luz; el Verbo es «la Luz que luce en las tinieblas» y que «ilumina a todo hombre» (Juan I, 5-9); en lenguaje teológico, esta Luz que ilumina la inteligencia del hombre, es la fe, y son también los dones de a Ciencia, de la Inteligencia y de la Sabiduría, siendo esta a la vez Luz y Amor. Bajo la influencia de estos dones, el alma aprende a reencontrar en si y en todas las cosas la verdadera Realidad que es Dios; ella alcanza así la contemplación y todas las cosas le hablan de Dios, de este Verbo que, en cada instante de la eternidad, le confiere la existencia. Ella llega así al conocimiento del misterio, del cual el apóstol afirma que tiene la inteligencia (Ef. III,3): es el misterio del Verbo y de la Creación de todas las cosas en el, el misterio del Verbo Encarnado y de la Restauración de todas las cosas en él: «Reunir todas las cosas en Jesucristo, aquellas que están en los cielos y aquellas que están en la tierra» (Ef. I, 10) 485 Abbé Henri Stéphane: DIOS ES LUZ

Pero una contemplación tal, una tal visión de Dios supone que el alma a comenzado por desapegarse de todas las cosas, con el fin de reencontrarlas y de contemplarlas en Dios donde ellas tienen su verdadera realidad. Se reencuentra así el desapego y el amor, que, unidos a la contemplación, constituyen la Suprema Sabiduría. 487 Abbé Henri Stéphane: DIOS ES LUZ

En el más alto nivel, se puede decir de una cierta manera que todo está claro: la Theotokos, siempre Virgen, entra de golpe en la «Comunión del Padre», o en la «Circumincesión de las Tres Personas». El dogma de la Asunción deviene, de alguna manera, una «evidencia metafísica». En verdad, la Theotokos no ha cesado nunca de estar eternamente en Dios (cf. a este respecto los textos de la Sabiduría aplicados a María). El misterio de la Encarnación no es otro que la manifestación –Epifanía– de esta realidad en un momento dado de la historia. 559 Abbé Henri Stéphane: SOBRE EL MEDIADOR

Añadamos que esta idea de Receptáculo o de Espejo aparece claramente en la teología católica a propósito de la Theotokos, Espejo de Justicia, Sede de la Sabiduría, Concepción Inmaculada, Receptáculo del Verbo. Hemos hablado suficientemente de ello en otros tratados. 633 Abbé Henri Stéphane: EL SENTIDO DE LA VIDA

No hay peor ilusión que la ciencia, la filosofía, el arte y la literatura profanos: es ahí donde reside la ignorancia verdadera, puesto que una seudo-sabiduría tiende a substituir a la Sabiduría Verdadera (1 Cor. I, 19). Por que esta es también «Ignorancia», No-saber, Apofatismo. Se le llama la «Docta Ignorancia», y la ignorancia del iletrado es, de alguna manera, su reflejo diríamos natural; el falso-saber del filósofo profano es, por el contrario, su contraparte satánica o luciferína. 784 Abbé Henri Stéphane: DE LA IGNORANCIA