presencia de Dios (Eckhart)

Sí, es cierto: cuando se pasa por alto la diferencia. Pues, provenga de la desidia o del desasimiento o del verdadero retraimiento, uno debe observar si, estando del todo desasido en su fuero íntimo, se ve en este estado de modo tal que le es tan leal a Dios como si tuviera el sentimiento fortísimo, de manera que uno en semejante estado hace todo cuanto haría en aquél y nada menos, y que uno se mantendría tan desasido de todo consuelo y auxilio como haría en el caso de sentir la presencia de Dios. ECKHART: TRATADOS PLÁTICAS INSTRUCTIVAS 21.

Has de saber que cuando quiera que busques de algún modo lo tuyo, no encontrarás jamás a Dios, porque no buscas a Dios con pureza. Buscas alguna cosa por medio de Dios y procedes exactamente como si convirtieras a Dios en una vela para buscar algo con ella; y cuando uno encuentra las cosas buscadas, tira la vela. Esto es exactamente lo que haces: cualquier cosa que busques por medio de Dios, no es nada, sea lo que fuere, provecho o recompensa o recogimiento o lo que sea; buscas (la) nada y por lo tanto encuentras (la) nada. El que halles (la) nada, no se debe sino a que buscas (la) nada. Todas las criaturas son pura nada. No digo que sean insignificantes o que sean algo: son pura nada. Lo que no tiene ser no es nada. Todas las criaturas no tienen ser, porque su ser pende de la presencia de Dios. Si Dios se apartara por un solo momento de todas las criaturas, se anonadarían. He dicho a veces, y es verdad: Quien tomara junto con Dios todo el mundo, no tendría más que si tuviera a Dios solo. Sin Dios, todas las criaturas no tienen más (ser) del que tendría una mosca sin Dios, exactamente lo mismo, ni más ni menos. ECKHART: SERMONES: SERMÓN IV 3

Dice un maestro que este (algo) se halla en presencia de Dios de manera tal que nunca puede darle la espalda a Dios y Él le resulta siempre presente en su interior. Yo digo que Dios eternamente, sin cesar, ha estado en este (algo), y para que el hombre en él sea uno con Dios, no hace falta (la) gracia, porque (la) gracia es criatura, pero allí la criatura no tiene nada que ver; ya que en el fondo del ser divino, donde las tres personas son un solo ser, ella (el alma) es uno (con Dios) conforme al fondo. Por eso, si quieres, todas las cosas y Dios te pertenecen. Esto quiere decir: Renuncia a ti mismo y a todas las cosas y a todo cuanto eres en ti mismo, y acéptate de acuerdo con lo que eres en Dios. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XXIV 3