TERMOS GNÓSTICOS — PLEROMA
Segundo o “Dicionário Internacional de Teologia do Novo Testamento” de Coenen & Brown, o termo grego pleroma, faz parte de um grupo de palavras que abrangem uma grande variedade de ideias, dentro de: plenitude, abundância, multidão, cheio, dar lugar. Todas se vinculam etimologicamente às noções de ocupar, encher e até transbordar dentro de um certo espaço. Especificamente o substantivo pleroma significa “aquilo que enche”, “plenitude”, “cumprimento”, e também se emprega como termo escatológico para a “plenitude” do tempo e o “cumprimento” da vontade de Deus.
Paulo Apostolo faz uso do substantivo pleroma: “Vindo, porém a plenitude do tempo, Deus enviou seu Filho, nascido de mulher, nascido sob a lei, para resgatar os que estavam sob a lei, a fim de que recebêssemos a adoção de filhos” (Gl 4,4-5). Isto significa que na economia divina da salvação, o tempo humano chegou a sua plena medida. Paulo vincula a oikonomia com a pleroma dos tempos (kairon).
Padres
Irineu de Lião: Contra as Heresias
1,2. Estes Eões, produzidos para a glória do Pai, querendo, por sua vez, glorificar o Pai com algo de si mesmos, fizeram emissões em sizígia. O Logos e Zoé geraram, depois do Homem e da Igreja, outros dez Eões, cujos nomes dizem ser estes: Abissal e Confusão, Aguératos e União, Autoproduto e Satisfação, Imóvel e Mistura, Unigênito e Felicidade: estes são os dez Eões que dizem derivar do Logos e Zoé. Por sua vez, também o Homem com a Igreja produziu doze Eões aos quais atribuem estes nomes: Consolador e Fé, Paterno e Esperança, Materno e Caridade, Eterno e Compreensão, Eclesiástico e Bemaventurança, Desejado e Sofia.
Francisco García Bazan
El término, que es griego, tiene el significado general de lo que completa o llena (si se quiere, el contenido) y otro neotestamentario, ya más específico, que significa plenitud o perfección1. En el gnosticismo el sentido del vocablo tiene que ver con la última acepción, sin desechar, por ello, el matiz de la significación primera. El Pleroma es la realidad o el universo salido inmediatamente de las manos de Dios. Es la manifestación de la Divinidad trascendente que precede a toda manifestación visible y perecedera y que así constituye tanto la plenitud de Dios, o sea, la forma más acabada de la expresión de su potencia esencialmente invisible, como lo que plenifica o da realidad a los seres cambiantes del cosmos. Naturalmente, Dios mora en el Pleroma y su realidad espiritual es la perfección y el lugar propio del Altísimo. Desde esta perspectiva general era fácil para los gnósticos asimilar en sus especulaciones cosmológicas el Pleroma al mundo de las ideas de Platón o, en general, al Nous del platonismo. Pero no debe olvidarse el interés religioso primero y fundamental que dirige el pensamiento gnóstico. En este sentido lo que adquiere verdadero relieve para el creyente es el “mundo verdadero” como el modelo de salvación y él es ese universo espiritual, el que viene a completar o a perfeccionar el gnóstico una vez que dejó abrirse en su interioridad la luz del Espíritu o la gnosis. De acuerdo con lo dicho el Pleroma gnóstico adopta una serie de notas que lo hacen manifestarse sobre todo como el paradigma soteriológico» como el Hijo o el Hombre de Dios que se ata al Padre y del que no se separa. El mito ejemplar del valenti-nismo con sus treinta Eones o potencias que dan cuenta de la perfección de Cristo como la expresión del verdadero Pleroma ilustra debidamente la doble función, estática y dinámica, del universo real y verdadero, o del cosmos espiritual.
José Montserrat Torrents
El Pleroma sigue desdoblándose en orden a expresar la constitución interna del (futuro) Salvador. En éste cabrá distinguir un elemento no incrementable, angélico, y un elemento incrementable, humano. El elemento angélico viene significado por los diez eones procedentes de Logos-Vida; el elemento humano por los doce eones procedentes de Hombre-Iglesia.
La Década significa el mundo racional, inteligible. Sus eones masculinos evocan la unidad de substancia con el Unigénito, con el que comunican sus nombres: refleja el Abismo (Profundo), no crece ni decae (Inmarcesible), no consiste en copias ni imitaciones (Genuino), no se altera (Inmóvil). Sus eones femeninos expresan el alto grado de vida divina de que gozará el Salvador, que combinará en sí todas las denominaciones del Pleroma (Mezcla), estará unido al Unigénito (Unión), gozará con el conocimiento racional (Placer, Beata).
La Dodécada, imperfecta, expresa los aspectos humanos del Salvador, en orden ascendente, desde la Fe hasta la Sabiduría. A diferencia de la Década, pues, en la Dodécada hay incremento. En la serie femenina, primero vienen las tres virtudes «teologales»; luego, la prudencia y la beatitud; finalmente, la Sabiduría. La serie masculina expresa también elementos perfectibles, propios de un ser que se hallará en el mundo de lo sensible y mudable.
René Guénon: Miscelânea; O PERFEITO
Filosofia
Guillermo Fraile
El pléroma, o mundo supraceleste, es el reino del pneuma y de la luz. Está integrado por un conjunto de treinta eones, distribuidos en tres zonas escalonadas: la ogdóada, la década y la dodécada, las cuales, poco más o menos, proceden unas de otras.
Este conjunto de treinta eones divinos constituye el pléroma (gr. pleroma), mundo supraceleste, inteligible y suprainteligible, y está simbolizado en los treinta años de la vida oculta de Cristo. Está separado del mundo inferior (kenoma) por un límite que lo aísla por completo, y se llama horus (horos = límite), stauros ( = empalizada, cruz) o luthrotes carpistes. Entre el pléroma y el demiurgo ponían también la enthymesis ( = pensamiento, reflexión), o madre, imagen del Padre invisible, y que viene a ser la idea ejemplar del mundo.
- Para el vocabulario de la época cf. LIDDEL-SCOTT-JONES, Lexicón, ad loe. Cf. asimismo W. BAUER y LAMPE, en los Léxicos correspondientes sobre N.T. y patrística. En el contexto cristiano y gnóstico puede verse SCHLIER, H., La lettera agli Efesini, Brescia, 1973, PP. 144 y ss., en donde puede encontrarse una bibliografía amplia. SCHOLEM, G. G., Les origines de la Kabbale, 1966, PP. 78 y ss., muestra bien el fondo especulativo hebreo. Para el gnosticismo estrictamente ver, MARKUS, R. A., “Pleroma and Fulfilment”, en V.Ch. VIII, 1954, PP. 193-224.[↩]