BÍBLIA SEGUNDO OS PERENIALISTAS
C. del Tilo: Excertos de LA PUERTA
La tradición hebraica tiene su fundamento en la Biblia, que consta, según el cânon hebreo, de 39 libros:
1. Los cinco libros de Moisés o la Tora.
2. Los primeros Profetas: seis libros.
3. Los Profetas posteriores: quince libros.
4. Los escritos: trece libros.
Pero según el cânon Cristiano, el Antiguo Testamento se compone de 46 libros:
1. El Pentateuco: cinco libros.
2. Los libros históricos: dieciséis libros.
3. Los libros poéticos o sapienciales: siete libros.
4. Los libros Proféticos: dieciocho libros.
Siete libros pues, del cânon Cristiano no figuran en el hebreo: Tobias, Judit, Sabiduría,1, Baruch y dos Macabeos.
Hasta el descubrimiento de los manuscritos de Qumrán, en unas cuevas a orillas del Mar Muerto, no teníamos manuscritos de la Biblia hebraica anteriores al siglo IX. Se encontraron allí, entre 1945 y 1955, unas copias de casi todos los libros de la Biblia, cuya composición se situa en el siglo I o II a. de J.C.
Este descubrimiento ha sido muy importante, porque nos ofrece manuscritos del texto bíblico de casi diez siglos anteriores al que teníamos, pero que no revelan prácticamente ninguna diferencia respecto a éste.
Por lo que se refiere al texto mismo, los manuscritos de Qumrán nos han confirmado lo que los especialistas ya suponían: que parecen existir tres grandes tradiciones escritas de la Biblia, es decir, tres textos fundamentales que presentan entre sí ciertas variaciones en cuanto a detalles.
1. La primera está constituida por el texto actual de la Biblia en hebreo.
Fue establecido por unos doctores judios, entre el siglo IV y el siglo VIII después de J.C., que vocalizaron las consonantes (v. Alfabeto Hebreu), por médio de unos puntos vocales conforme a la pro-nunciación tradicional, para conseguir una forma de pronunciar el texto que fuera válida para todos los judios dispersos en el mundo. Estos doctores se denominan Masoretas, de la palabra Massorah: tradición.
2. El segundo texto de base es el que sirvió para la traducción de la Biblia griega, llamada de “Los Setenta”. Esta versión se remonta al siglo I a. de J.C. Pero los manuscritos griegos más antiguos que nos quedan son del siglo IV d. de J.C.
Según la leyenda, esta traducción habría sido realizada por 72 Sábios de Israel, a petición de los judios helenizados de Alejandría. Fue elaborada a partir de un texto hebreo que por lo menos databa de cuatro o cinco siglos antes que el texto masorético; al comparado con éste, se pueden observar algunas pequenas diferencieis.
La Biblia llamada de los Setenta es la que sirvió de texto sagrado para los primeros cristianos, hasta la nueva traducción latina de San Jerónimo, en el siglo III, denominada “La Vulgata” que se convirtió después en el texto oficial de la Iglesia Cristiana de Occidente.
3. En tercer lugar, existe también la tradición textual samaritana. Se trata de un texto hebraico del Pentateuco, empleado por la secta de los samaritanos. Hay también allí algunas diferencias con respecto a la masorética, — pero también similitudes con la de los Setenta. Se ignora la fecha exacta en que fue compuesta.
Así pues, podemos decir a modo de conclusion que, aparte de algunas variaciones de detalle en las versiones de que disponemos, el texto hebreo de la Biblia no ha cambiado desde el siglo II o III a. de J.C.
En cuanto al período que transcurrió desde la composición del texto bíblico hasta el siglo II o III a. de J.C., fecha aproximada de los manuscritos de Qumrán, nada sabemos con certeza.
Es sin embargo probable, que el sacerdote Esdrás, que vivió alrededor del ano 500 a. de J.C., al final de la cautividad de los Israelitas en Babilónia, fuera el que contribuyó a fijar los textos canónicos de la Biblia.
Se cree también que fue a partir de la época de Esdrás cuando se sustituyó la antigua Escritura fenicia por la escritura cuadrada hebrea, empleada hasta entonces en la transcripción de los libros santos.
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La realidad sagrada se sitúa en el presente
Se acostumbra llamar a la Bíblia Historia. Sagrada, presentándola como un registro de hechos históricos. Pero, ¿cómo puede ser sagrada una Historia, una sucesión de hechos en el tiempo?
La noción misma de “sagrado” excluye la noción de tiempo histórico, porque la verdad sagrada no está sometida al tiempo. La realidad sagrada se sitúa en el presente. El tiempo sagrado es el Presente y relata acontecimientos de otro mundo; el lugar de este otro mundo es el Ser que Es.
En la gramática hebrea, el tiempo cumplido, es decir el pasado, puede traducirse por futuro si se le anade al principio la letra Vav que representa la letra del presente, lo que corresponde al Presente. Lo mismo ocurre con el futuro que, con la letra Vav, se traduce por pasado.
El Nombre de Dios YHWH, el nombre de cuatro letras, está constituido por la reunión de los tres tiempos gramaticales del verbo SER: el futuro Ihie, el presente hoveh, el pasado haiah: será, es, fue.
Esta es la Historia sagrada, el Tiempo del Ser que es pasado, presente y futuro.
En el Talmud, los doctores de la Tradición hebrea hablan de este Presente de la forma siguiente:
“Vino un Saduceo que dijo a Rabi Abamah: Está escrito en el Salmo III: ‘Cântico de David, cuando huyó a causa de Absalón su hijo…’ y en el Salmo LVII, está escrito: ‘De David cuando huyó de Saúl, hacia una cueva’. Y pregunta el Saduceo: ¿Cuál de estos dos acontecimientos se produjo primero? En primer lugar, se hubiera tenido que hablar de la huida de David a causa de su hijo Absalón (según la cronologia histórica).
“Rabi Abamah contesto: Para vosotros que comentáis la Escritura sin estar unidos de nuevo, es un caso difícil. Pero para nosotros, no es una dificultad, comentamos la Escritura estando unidos de nuevo. Hemos realizado la unión y todo se ha vuelto un perpetuo presente; para nosotros el Sinaí y los apostoles son contemporâneos, no hay un antes ni un después, sino un presente; estamos reunidos con el Espiritu Santo. ¿Y dónde se habla de esto en la Tora? Está dicho en el Salmo CIX, 8: ‘Unidos de nuevo a la eternidad, hechos en verdad y rectitud’ ” (Tratado Berakhot, 10a).
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