Orígenes Figueira

Orígenes — FIGUEIRA INFRUTÍFERA
Excertos de Antonio Orbe, Parábolas Evangélicas em São Irineu

Va comentando una vez Lev 4,11s (sobre el sacrificio expiatorio del novillo, cuya piel, carne, cabeza, patas, entrañas y aun excrementos se manda quemar). ¿Por qué se queman estos últimos? Por su valor simbólico. Los excrementos simbolizan la naturaleza humana del Señor, así como las entrañas del novillo su divinidad.

Orígenes gusta de saltar de una figura a otra, con apoyo en algún término. Esta vez el término es el «estiércol» (kopria), común a Lev 4,11 — los excrementos del novillo en el sacrificio de expiación — y a Lc 13,8 — el abono de la higuera infructuosa — . En ambos casos, figuradamente («figuraliter») indica la naturaleza terrena de Jesús, sacrificado como novillo fuera del campamento (cf. Heb 13,12)1.

En su aplicación particular a la higuera infructuosa — símbolo origeniano del mundo (resp. de la Iglesia) — , el estiércol con que se prometía el viñador hacerla fructificar simboliza la carne (humanidad) de Jesús, sacrificada para salud del mundo; tierra divina (por su comunión con el Verbo) y humana (por su origen inmediato), disuelta — mediante la pasión y muerte — en torno al mundo (= Iglesia de los hombres).

El koprion, desecho del cuerpo, expresa atrevidamente el cuerpo de Cristo, abrasado en holocausto. La eficacia del estiércol está en lo que esconde. La carne de Jesús esconde su divinidad. La eficacia del sacrificio (humano) de Cristo descansa en lo divino que su cuerpo encubre.

La verdadera margarita preciosa, superior a los tesoros del mundo, es Cristo. Para dar con ella conviene haber entendido la hermosura de las margaritas de la Ley y los Profetas.

«En comparación con la excelencia del conocimiento de Jesucristo, todo lo anterior a tamaña gnosis, sin ser por (su) naturaleza propia basura (skybala), parecen basuras. Y quizá son el estiércol (kopria) que el viñador (de Lc 13,8) echa junto a la higuera y es causa de que ella fructifique» (Comentários a Mateus).

Cambia el simbolismo. El estiércol sería de orden cognoscitivo: los tesoros de la ciencia preliminar a la gnosis de Jesucristo. Todo aquello — sin excluir el conocimiento profético, los tesoros de la Ley — que dispone por sus pasos al conocimiento de Jesucristo, reservado a la plenitud de los tiempos.

Estiércol en comparación con tal gnosis. Sólo relativamente, no porque en absoluto lo sea.

En exégesis a la parábola de la higuera, la ciencia del AT es indispensable, como el abono para el árbol. Sin el conocimiento de la Ley y los Profetas no hay modo de obtener la gnosis, fruto consumado y perfecto del intelecto humano. Orígenes no lo declara en forma explícita; identifica prácticamente la higuera con la psique, principio cognoscitivo. La psique o intelecto humano, abonado con estiércol, a saber, con la ciencia de las Escrituras previa a Jesucristo, fructificará en la Ciencia consumada.

El fruto de la higuera evangélica sería, pues, la gnosis, el conocimiento perfecto del Salvador, tal como le tuvo, v. gr., el Apóstol, al decir (Phil 3,8): «Todas las cosas, estimo, son una pérdida, comparadas con la eminencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien abandoné a todas, y las tengo por basuras, a fin de ganarme a Cristo».

El simbolismo se apoya esta vez en el tránsito de las basuras (skybala) de Phil 3,8 al estiércol de Lc 13,8.

VIDE Figueira


  1. Hesiquio (In Lev. 1.1 ad 4,1 ls: PG 93,825BC) relaciona Lev 4,1 ls con Heb 13,12, mas no aduce Lc 13,8 ni otorga al estiércol y entrañas del novillo el simbolismo origeniano. Para Hesiquio, el novillo representa a Cristo; el estiércol, los pecados del género humano crucificados en El, y los intestinos, la mente (o alma) de Cristo.