proseuche — invocação a Deus
E disse-lhes: Está escrito: A minha casa será chamada casa de oração (proseuche); mas vós a tendes convertido em covil de ladrões. (Mt 21:13)
E, tudo o que pedirdes na oração (proseuche), crendo, o recebereis. (Matt 21:22)
E disse-lhes: Esta casta não pode sair com coisa alguma, a não ser com oração e jejum. (Marcos 9:29)
E os ensinava, dizendo: Não está escrito: A minha casa será chamada, por todas as nações, casa de oração? Mas vós a tendes feito covil de ladrões. (Marcos 11:17)
E aconteceu que naqueles dias subiu ao monte a orar, e passou a noite em oração (proseuche) a Deus. (Luc 6:12)
Dizendo-lhes: Está escrito: A minha casa é casa de oração; mas vós fizestes dela covil de salteadores. (Luc 19:46)
E, levantando-se da oração (proseuche), veio para os seus discípulos, e achou-os dormindo de tristeza. (Luc 22:45)
Frithjof Schuon
*O Esoterismo como Princípio e como Via
**O rito da comunhão é o indício mais evidente. A esse rito vivido passivamente — embora santamente — deve-se acrescentar um complemento ativo de natureza análoga, ou seja, a invocação quase sacramental ou eucarística do Nome de Jesus, que remonta às próprias origens do Cristianismo.
**A ambiguidade do Véu expressa-se, no Islamismo, mediante as duas noções de “abstração” (tanzîh) e de “semelhança” (tashbîh). Do primeiro ponto de vista, a luz sensível nada é aos olhos da Luz divina, que “é” única; “nada se lhe assemelha”, diz o Corão, proclamando assim a transcendência. Do segundo ponto de vista, a luz sensível “é” a Luz divina — ou “não é outra” senão esta -, manifestada em determinado plano da existência, ou através de certo véu existencial. “Deus é a Luz dos céus e da terra”, diz ainda o Corão; portanto, a luz sensível se lhe assemelha, ela “é Ele” de um determinado ponto de vista, o da imanência. A “solidão” mística, khalwah, cuja expressão ritual é o refúgio espiritual, corresponde à “abstração” metafísica; a “semelhança” propicia a graça da “resplandecência”, jalwah, cuja expressão ritual é a invocação de Deus praticada em comum. Por um lado, mistério de transcendência ou de “contração” (qabd) e, por outro, mistério de imanência ou de “dilatação” (bast); a khalwah elimina do mundo; a jalwah transforma-o em santuário.
Titus Burckhardt
*Introdução às doutrinas esotéricas do Islã
Cualquier recitación repetida de una fórmula o frase sagradas, en voz alta o interiormente, se designa con el término genérico de dhikr. Ya hemos señalado que este término significa al mismo tiempo «mención», «remembranza», «evocación» y «recuerdo». El Sufismo hace de la invocación, el dhikr en el sentido riguroso y restringido de este término, el medio central de su método; en esto está de acuerdo con la mayoría de las tradiciones del presente ciclo de la humanidad. Para comprender el alcance de este medio es necesario recordar que, de acuerdo con la expresión revelada, el mundo fue creado por la Palabra (al-Amr, al-Kalimah) de Dios, lo que indica una analogía real entre el Espíritu universal (al-Rûh) y la palabra. En la invocación el carácter ontológico del acto ritual está expresado de la manera más directa: la simple enunciación del Nombre divino, análoga a la «enunciación» primordial e ilimitada del Ser, es en este caso el símbolo de un estado o de un conocimiento indiferenciados, superiores al mero «conocer» racional.
(…)
El carácter universal de la invocación se expresa indirectamente por la simplicidad de su forma y su poder para asimilarse todas las manifestaciones vitales cuya naturaleza directa y elemental se asemeja al aspecto «existencial» del rito. Así el dhikr se somete con facilidad a la respiración, cuyo doble ritmo no sólo resume cualquier manifestación de la vida, sino igualmente, de manera simbólica, toda la existencia.
Al igual que el ritmo inherente a la palabra sagrada se asimila al movimiento respiratorio, éste puede asimilarse los movimientos de todo el cuerpo; en eso consiste el principio de la danza sagrada practicada en las comunidades sufíes6. Esta práctica es tanto más relevante cuanto que la religión musulmana como tal es hostil a la danza y a la música, pues la identificación, por medio de un ritmo cósmico, con una realidad espiritual o divina no encuentra lugar en una perspectiva religiosa que mantiene una distinción rigurosa y exclusiva entre el Creador y la criatura. Existen, por lo demás, razones de oportunidad para proscribir la danza del culto religioso: las concomitancias psíquicas de la danza sagrada implican riesgos de desviación mágica. A pesar de todo, la danza ofrece un soporte espiritual demasiado directo y primordial para que no se encuentre — regular o incidentalmente — dentro del esoterismo de las religiones monoteístas.
Se cuenta que los primeros Sufíes han basado su dhikr danzado en las danzas de los guerreros árabes; más tarde las órdenes sufíes del Oriente, como las NaqÅ¡bandis, adoptaron algunas técnicas del hatha-yoga, diferenciando su forma de danza. Jalâl al-Din Rûmî, el fundador de la orden de los Mewlewis, se inspiró para el dhikr colectivo de su comunidad en las danzas y la música populares del Asia Menor. Si mencionamos en este momento las danzas y la música de los derviches, es porque estas manifestaciones del Sufismo son las más conocidas, pero sólo revelan un aspecto colectivo y, por tanto, bastante periférico del taçawwuf y muchos maestros se han pronunciado contra su uso demasiado generalizado. En cualquier caso, los ejercicios de este género nunca deben predominar sobre la práctica del dhikr solitario.
Con preferencia la invocación se practica con ocasión de un retiro (jalwâ), pero puede combinarse igualmente con cualquier clase de actividad exterior. Supone siempre la autorización (idhn) de un maestro espiritual; sin esta autorización, el derviche no gozará de la ayuda espiritual transmitida por la cadena (silsilah) iniciática; además, su iniciativa puramente individual correría el riesgo de contradecirse, de forma flagrante, con el carácter esencialmente no-individual del símbolo y de ahí el peligro de reacciones psíquicas incalculables.