MESOS = MONGE EM PROGRESSÃO ESPIRITUAL
Glossário da versão francesa
Designa aquele engajado no estado intermediário da vida espiritual, entre a ação (praxis) e a contemplação (theoria).
Jean-Claude Larchet: TERAPÊUTICA DAS DOENÇAS ESPIRITUAIS
Esta última forma de orgullo es la que, generalmente, toma al espiritual, al que, particularmente, tiene tendencia a atacar, y a quien hace creer que él mismo es la fuente de sus virtudes y la causa de sus buenas obras, llevándolo, en consecuencia, a no reconocer la ayuda de Dios. La segunda forma de orgullo, dice s. Doroteo, consiste en «atribuirse a sí mismo sus buenas obras y no a Dios». La misma enseñanza se encuentra en Evagrio y s. Máximo. Según este último el orgulloso es el «que se infla con los bienes dados por Dios, como si vinieran de sus propias acciones rectas». Damos prueba de orgullo, dice también, si pensamos «que la posesión de la virtud y del conocimiento es nuestra propia obra, según la naturaleza, y no que nos es sobreagregado por la gracia». Dicho en otras palabras, el espiritual se muestra orgulloso si él se representa sus virtudes como si fueran la expresión de su valor propio y que emanan de su propio mérito, cuando que ellas no son sino por participación de las perfecciones divinas y son un don del Espíritu; lo mismo si se imagina, bajo el efecto de esta pasión, que ha obtenido por sus propias fuerzas la victoria sobre las pasiones que lo habitaban, mientras que la victoria viene de Dios.
Se comprende así que los Padres observen que esta segunda forma de orgullo «se apodere más especialmente de aquellos que han progresado en alguna virtud» y aparezca con más vehemencia cuando los otros vicios son extirpados, s. Juan Crisóstomo llega incluso a decir: «Los otros males provienen en nosotros de nuestra negligencia, mientras que contraemos éste haciendo el bien». El orgullo viene entonces a ocupar, él solo, en el alma el lugar de todas las pasiones vencidas.
Sin embargo, no es solamente en esta situación, en que las pasiones han sido combatidas y aniquiladas, que el orgullo es susceptible de reemplazarlas, sino también cuando por tal o cual razón estas duermen o se esconden sin dejar, por tanto, de existir o dicho de otra manera, disminuyen sólo en apariencia. S. Máximo observa así que «cuando las pasiones duermen, el orgullo surge, tanto por causas inconscientes, como por un ataque sinuoso de los demonios», y s. Juan Clímaco precisa, evocando la misma pasión: «Sucede que todas las pasiones se retiran de ciertos fieles, e incluso de algunos infieles, salvo una sola (el orgullo); y ésta les es dejada como el más grande de los males que, ella sola, llena el lugar de todas las demás (pasiones)».