LYPE = TRISTEZA, AFLIÇÃO, PREOCUPAÇÃO
Evangelho de Jesus:
E, levantando-se da oração, veio para os seus discípulos, e achou-os dormindo de tristeza (lype). E disse-lhes: Por que estais dormindo? Levantai-vos, e orai, para que não entreis em tentação. (Lc 22:45-46)
E agora vou para aquele que me enviou; e nenhum de vós me pergunta: Para onde vais? Antes, porque isto vos tenho dito, o vosso coração se encheu de tristeza. (Jo 16:5-6)
Na verdade, na verdade vos digo que vós chorareis e vos lamentareis, e o mundo se alegrará, e vós estareis tristes, mas a vossa tristeza se converterá em alegria. A mulher, quando está para dar à luz, sente tristeza, porque é chegada a sua hora; mas, depois de ter dado à luz a criança, já não se lembra da aflição, pelo prazer de haver nascido um homem no mundo. Assim também vós agora, na verdade, tendes tristeza; mas outra vez vos verei, e o vosso coração se alegrará, e a vossa alegria ninguém vo-la tirará. (Jo 16:20-22)
Porque a tristeza segundo Deus opera arrependimento para a salvação, da qual ninguém se arrepende; mas a tristeza do mundo opera a morte. (2Co 7:10)
Padres da Igreja — em nosso site francês
Jean-Yves Leloup
Toda forma de frustração que leva à tristeza se contradiz de certo modo com o estado cristão de “alegria e paz no Espírito Santo”. O antídoto é assumir a “privação”, enquanto “sofrimento voluntário” .
Philokalia-Therapeutes: Philokalia-Therapeutes Lype
É preciso distinguir uma tristeza que os padres da Philokalia chamam de natural e irrepreensível, pois integrada à natureza humana em virtude do pecado original, e que assim testemunha de sua queda do estado primeiro de perfeição. Esta é positiva pois pode conduzir à penitência, à tristeza espiritual — penthos -, de compunção — katanyxis — e às lágrimas.
A segunda forma de tristeza — LYPE — é um desvio da primeira, ao senti-la pela perda de bens materiais ou psíquicos, ao invés da perda do estado paradisíaco, ou do exílio da casa do Pai.
Frithjof Schuon: Schuon Unidade Transcendente
«El nombre de Jesús — dice San Bernardo — no es solamente luz, es también alimento. Todo alimento es demasiado seco para ser asimilado por el alma si no está dulcificado por este condimento; es demasiado insípido, si esta sal no le quita su insipidez. Yo no encuentro ningún gusto en tus escritos, si en ellos no puedo leer ese Nombre; ningún gusto en tus discursos, si no lo oigo resonar en ellos. Ese Nombre es miel para mi boca, melodía para mis oídos, alegría para mi corazón, pero también un remedio. ¿Que alguno de vosotros se siente abatido por la tristeza? Que guste a Jesús con la boca y con el corazón, y he aquí que a la luz de Su Nombre toda nube se disipa y el cielo vuelve a estar sereno. ¿Que alguno se deja arrastrar a una falta o experimenta la tentación de la desesperación? Que invoque el nombre de la Vida y la Vida lo reanimará» ( Sermón 15 sobre El Cantar de los Cantares ). Persevera sin parar en el Nombre de Nuestro Señor Jesús, a fin de que tu corazón beba el Señor y el Señor beba tu corazón, y así los dos se conviertan en Uno.» (VIII)
Henry Corbin: Corbin Ibn Arabi
De ahí que el nombre propio de la divinidad, el nombre que expresa su fondo íntimo y oculto, no sea el Infinito y el Todopoderoso de nuestras teodiceas racionales, sino la Tristeza y la Nostalgia. Nada puede atestiguar mejor el sentimiento de un «Dios patético», no menos auténtico que el resaltado por una fenomenología de la religión profética, como anteriormente recordábamos (§ 1). Ahora bien, estamos aquí en el centro de una gnosis mística, y por eso no podíamos resignarnos a quedar encerrados en la oposición que se nos planteaba. Para la teosofía ismailí, la divinidad suprema no puede ser conocida, ni siquiera ser nombrada como «Dios»; Al-Láh es un nombre que de hecho se otorga al Originado primordial, al Arcángel Muy-Próximo y Sacrosanto, al Prótoktistos o Arcángel-Logos. Este Nombre expresa, pues, la tristeza, la nostalgia que aspira eternamente a conocer al Principio que eternamente le da origen: nostalgia del Dios revelado, es decir, revelado para el hombre, que aspira a reencontrarse a si mismo más allá de su ser revelado. Inescrutable misterio intradivino al que sólo es posible referirse por alusión. Sin embargo, puesto que esa aspiración del Ángel es la del Dios revelado que aspira a conocer al Dios que él revela, puede ser percibida por nuestra meditación (puesto que esta revelación no es sino para nosotros y por nosotros) en su Primera y Suprema Criatura, como la forma misma por la cual y en la cual se revela la Tristeza del Theos agnostos que aspira a ser conocido por ella y en ella. El misterio intradivino no queda por ello violado; no podemos saber de él sino lo que él revela de sí mismo en nosotros. Sin embargo, con la acción de un conocimiento siempre inacabado, que responde a una pasión de ser conocido siempre insaciada, aprehendemos uno de sus aspectos, que puede situarnos en el punto de partida de la teosofía personal de Ibn Arabi.