Abraão

Fílon de Alexandria: Estudo de Jacques Cazeaux

Hay toda una serie de obras de Filón que tienen como tema el conjunto de los capítulos del Génesis que van desde la llamada del patriarca Abrahán hasta su muerte. Más aún, hay un libro especial que lo recoge todo, Abrahán. En esta serie, como es natural, el lector encontrará más datos exegéticos relativos a Abrahán que en todos los demás. Sin embargo, excepto en el tratado de Abrahán, se pueden pasar páginas y páginas sin tropezarse con el nombre de Abrahán ni con nada que pueda recordarnos sus gestos y sus hazañas. El lector tiene que estar prevenido de este fenómeno. Podría ya imaginárselo: el método de Filón supone la connivencia de todas las partes de la Escritura o de las leyes. Por tanto, no existe ningún privilegio que libre a alguna que otra figura, como la de Abrahán, del flujo y reflujo de los vastos océanos de la Escritura. Abrahán habla a nuestra sensibilidad religiosa, de la que se convierte en una especie de figura, casi en un héroe. La manera con que sigue siendo ejemplar en la trama del discurso filoniano lo consagra y le quita todo privilegio al mismo tiempo. Por medio de él, conectamos con otras muchas figuras, de sombra y de luz, y con otros muchos textos diferentes; su fecundidad moral e intelectual es la que permite toda esta cosecha. Mediante las otras referencias, podemos leer más exactamente las páginas del Génesis en las que Abrahán1 ocupa el primer plano de la escena. Una especie de connivencia recoge por un lado esos datos concretos que son la llamada, las guerras, la vida sexual de Abrahán, su paternidad, el sacrificio que acepta, y por otro, la historia de Moisés o del pueblo de Israel. Más de cerca, todo lo que le ocurre a Jacob o a Isaac, rebota sobre el antepasado Abrahán. Estos destinos nos hacen comprender su papel, como los destinos fatales de los egipcios, de Esaú, incluso de Caín, de los amalecitas, iluminan por contraste la nobleza y la verdad de Abrahán. Hablando de todos estos personajes, que pueden a su vez hacer entrar en el corro a otras figuras más alejadas todavía, Filón no ha perdido de vista a su héroe.

Se provoca así un desplazamiento de la atención o de la espera; se trata quizás de un camino más libre respecto a un deseo de encontrar aquí, en este gesto de Abrahán tal como yo creo leerlo, lo que me espera en otra parte. He aquí cómo Filón explora los valores de la marcha de Abrahán. Ya hemos leído su «traducción» de la orden divina: hay que dejar el cuerpo, la sensación, el lenguaje. Muy pronto Filón indica qué es lo que significa dejar el «cuerpo»: el propio Abrahán, pidiendo a Lot que se separe de él (Gn 13, 9), renuncia a la compañía de una persona entregada a los deseos materiales y corporales; el nombre de Lot significa en el vocabulario codificado «resbalón», desvío en el camino, y ésta es para Filón la verdadera interpretación de Lot. Esta interpretación responde a la realidad bíblica, ya que Lot, efectivamente, escogerá de antemano la región más fértil (Gn 13, 10-11), demostrando así su avidez de los bienes de este mundo. Después de Lot, que queda ya descartado, viene Egipto: también de allí tendrán que alejarse los hebreos. Es que el nombre de Egipto significa «cuerpo», y de hecho los hebreos añorarán en el desierto aquellos buenos alimentos que Egipto les daba en años buenos y malos.


PERENIALISTAS
Há que se interpretar, dentro da mesma ordem oculta (esotérica), a afirmação evangélica do Dia do Filho do homem — aquele que “foi visto por Abraão, o qual o viu e se alegrou. Aqui não se faz referência a que Abraão tenha visto Jesus Cristo enquanto messias, como deduz a interpretação manifesta (exotérica), mas que desde aquele Dia em que o Senhor anunciou a Abraão o nascimento do filho da promessa, o Cristo oculto que nasce na alma purificada como uma revelação que vem do Alto, viveu o profeta Abraão na presença de Deus, pois esse Dia foi para ele, e haveria de sê-lo desde então para sempre, o Dia do Filho do homem, o Cristo, oculto até então e agora revelado para ele2.


FILOSOFIA
Kierkegaard: TEMOR E TREMOR
E houve grandes homens pela sua energia, sabedoria, esperança ou amor — mas Abraão foi o maior de todos: grande pela energia cuja força é fraqueza, grande pelo saber cujo segredo é loucura, pela esperança cuja forma é demência, pelo amor que é ódio a si próprio.

  1. Diremos cómo, por ejemplo, la consideración del Éxodo, libro más dramático, permite a Filón destacar el relieve del Génesis)), más neutro. Una aventura de Moisés agranda y hace perceptible otra de Abrahán.[]
  2. Disse Deus a Abraão: Quanto a Sarai, tua, mulher, não lhe chamarás mais Sarai, porem Sara será o seu nome. Abençoá-la-ei, e também dela te darei um filho; sim, abençoá-la-ei, e ela será mãe de nações; reis de povos sairão dela. Ao que se prostrou Abraão com o rosto em terra, e riu-se, e disse no seu coração: A um homem de cem anos há de nascer um filho? Dará à luz Sara, que tem noventa anos? Depois, disse Abraão a Deus: Oxalá que viva Ismael diante de ti! (Gen 17,15-18)[]