Origem do Corpo [OASI]

ANTONIO ORBE — ANTROPOLOGIA DE SÃO IRINEU

ORIGEM DO CORPO
«Y plasmó Dios al hombre, tomando barro de la tierra» (Gen 2,7). Sobrevino la inspiración que sellaba la actividad divina sobre el hombre; y comenzó la vida de Adán.

Tal formación responde a los designios formulados en Gen 1,26: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza». Así, al menos, en la ideología de San Ireneo.

Apurando términos, surgen dificultades. Gen 1,26 anuncia un anthropos hecho a imagen y semejanza de Dios. El verso siguiente recoge lo primero (‘a imagen’) y omite lo segundo (‘a semejanza’): «E hizo Dios al hombre, a imagen de Dios le hizo». Gen 1,27 no responde adecuadamente al anuncio del verso anterior. Presenta al individuo “hecho a imagen de Dios’, mas no ‘a imagen y semejanza de Dios’.

Orígenes denunció repetidas veces el fenómeno. Escribe en De principiis:

É com efeito indicado por Moisés antes de mais nada quando conta a primeira criação do homem: Deus diz: «Façamos o homem a nossa imagem e semelhança». Em seguida adiciona: «E Deus fez o homem, à imagem de Deus ele o fez, macho e fêmea ele os fez, e ele os abençoou». Disse então: à imagem de Deus ele o fez, e ele se calou sobre a semelhança: isso indica somente que o homem recebeu a dignidade da imagem na sua primeira criação, mas que a perfeição da semelhança lhe está reservada para a consumação.

El Alejandrino seguía una tradición común a muchos exegetas del siglo II. El hombre de Gen 2,7 responde mejor al (realizado según) Gen 1,27, “hecho a imagen de Dios’, que al (pretendido según) Gen 1,26.

San Ireneo, no obstante diferir de Orígenes en puntos fundamentales, coincidió ahora con él. El hombre, destinado a ser en su día ‘a imagen y semejanza de Dios’, comenzó por manifestarse (plasmado) ‘a imagen de Dios’. Más tarde perfilaremos.