MAJESTADE — EMINÊNCIA
PERENIALISTAS
Ananda Coomaraswamy: TEORIA MEDIEVAL DA BELEZA
La doctrina ortodoxa mantiene que Dios está completamente en acto, y que no hay en Él ninguna potencialidad. En todo caso, será correcto decir que Él no procede desde la potencialidad al acto según la manera de las criaturas, que, al estar en el tiempo, están necesariamente parte en potencialidad y parte en acto. Será también correcto decir que Dios está enteramente en acto, si el nombre se toma «concretamente», es decir, en distinción lógica de la Deidad. Pero pensamos que la exégesis de Dionisio por Alberto Magno (o Santo Tomás) en el Opusculum de pulchro, y por Ulrich, como arriba, es incompleta en esta cuestión de la belleza de lo no-existente. Dionisio afirma realmente la belleza de la Oscuridad Divina, o el Rayo Obscuro, como de ninguna manera menor que la de la Luz Divina, puesto que distingue entre la belleza de la Deidad y la de Dios, aunque sólo lógicamente pero no realmente. Desde el punto de vista metafísico, la Oscuridad Divina es una oscuridad tan real como la Luz Divina es una luz, y no debe explicarse meramente como un exceso de luz. Cf. Dionisio, De div. nom. VII: «No viendo la oscuridad de otro modo excepto a través de la luz», lo que también implica la inversa; y sería razonable parafrasear las palabras de Ulrich como sigue: «Pues si no hubiera Oscuridad, sólo habría la belleza inteligible de la Luz», etc. Cf. también Maestro Eckhart, ed. Evans, I.369: «La Oscuridad sin moción que nadie conoce salvo Él, en quien ella reina. Lo primero que surge en ella es la Luz». Cf. también Boehme: «Y la profundidad de la oscuridad es tan grande como la habitación de la luz; y ellas no están distantes una de la otra, sino juntas una en otra, y ninguna de ellas tiene principio ni fin». La Belleza de la Oscuridad Divina se afirma también en otras tradiciones, cf. los nombres de Krishna y Kali y la iconografía correspondiente; y como lo expresa Maitri Upanishad V.2: «La parte de Él que está caracterizada por la Oscuridad, (tamas). …es este Rudra»; en Rig Veda Samhita III.55.7, donde se dice que Agni «procede el primero mientras sigue morando en Su terreno», este «terreno» es también la Oscuridad, como en X.55.5, «Tú permaneces en la Oscuridad» (es decir, ab intra). La conjunción de estos «opuestos» (chaya-tapau, «luz y sombra», Katha Upanishad III.I y VI.5; amrta y mrtyu, «vida y muerte», Rig Veda Samhita X.121.2) en Él, en tanto que la Identidad Suprema, no implica más composición que el principium conjunctum de Santo Tomás, Summa Theologica I.27.2c, como se cita arriba.
Todas estas consideraciones, que a primera vista parecen pertenecer más a la teología que a la estética, tienen una incidencia inmediata sobre la representación medieval de la majestad y la cólera de Dios, tal como se manifiesta, por ejemplo, en el Día del Juicio, al que el propio Ulrich se refiere al final de su tratado. Cuando consideramos las representaciones del Juicio Final, es necesario tener presente que Dios se consideraba aquí no menos bello en Su cólera que en otras partes en Su amor , y que las representaciones de los condenados y de los bienaventurados, en el arte y en tanto que representaciones, se consideraban como igualmente bellas; como dice Santo Tomás (Summa Theologica I.39.8), «se dice que una imagen es bella si representa perfectamente incluso una cosa fea», y esto está de acuerdo con la inversa (implícita) de la afirmación de San Agustín de que las cosas no son bellas meramente porque nos gustan. La Summa Theologica III.94.1 ad 2 y III.95.5c, dice también: «Aunque la belleza de la cosa vista conduce a la perfección de la visión, puede haber deformidad de la cosa vista sin imperfección de la visión; porque las imágenes de las cosas, por las que el alma conoce los contrarios, no son en sí mismas contrarias», y, «Nosotros nos deleitamos al conocer cosas malas, aunque las cosas malas mismas no nos deleitan», como en Katha Upanishad V.II: «De la misma manera que el Sol, el ojo del universo, no es contaminado por los defectos de las cosas vistas exteriormente, así tampoco el Sí mismo Interior de todos los seres se contamina por el mal del mundo, mal que es exterior a él»; [cf. Mathnawi II.2535, 2542; III.1372]. Al afirmar que la belleza de la obra de arte no depende de la belleza del tema, la estética medieval y la moderna se encuentran en un terreno común.
SOPROS E CANAIS
Kuta-sthah se traduce por «eminente» debido a que la expresión revierte al simbolismo arquitectónico explicado arriba, puesto que kuta es el caballete, la cima o el «ángulo» de un edificio y equivalente a kannika (ver Coomaraswamy, Pali kannika: Clave de Bóveda»).
Que «todas las cosas fluyen» (como el mantenido reontes) y que «el todo es estacionario» (como el mantenido stasiotai) no implica ninguna contradicción, de la misma manera que el tiempo y la eternidad no son contradictorios, uno verdadero y el otro falso (cf. 181 sig.). Donde todas las cosas giran alrededor de un único centro, un único y mismo todo se mueve y no se mueve; el movedor (trans. o intrans.) permanece inmoto —«un único que sin correr aventaja a otros que corren, aunque está absolutamente quieto», y no es ni disminuido por lo que da ni aumentado por lo que toma (Isavasya Upanishad; Brhadaranyaka Upanishad IV.4.23, V.1; Enéadas IV.8.2).