Judas

PERSONAGENS NT — JUDAS

RELATOS DE BELZEBU A SEU NETO: JUDAS

Maurice Nicoll: Judas Iscariotes


Evangelho de Judas

Roberto Pla: Evangelho de ToméLogion 71
Con tales observaciones acerca de la influencia satânica, o diabólica, que abundan en el evangelio, no se quiere afirmar una identidad con la persona de Satanás, sino sólo subrayar un comportamiento que en cierto grado recuerda, por estar lejos de la universalidad del Padre, la oscura condición del Adversario de Dios.

Esto mismo podría decirse de Judas. La actuación de este personaje reviste gravedad, es cierto, pero no sólo por la mezquindad de su traición, sino por la persona excepcional en quien la ejecuta. Por esta razón ha convertido después a Judas el orbe Cristiano, no en un hombre que consuma una traición, sino en el símbolo hístorico de quien está poseido enteramente por el mal.

Todo esto es bien sabido y no mereceria ser mencionado aqui si no fuera porque hay en la Escritura neotestamentaria senales abundantes de que la potencia simbólica de la traición de Judas fue muy bien entendida por los redactores de los evangelios, y colaboraron hasta convertir al réprobo apóstol número doce en representación oculta del quinto personaje de la casa antropológica (v. Discórdia).

Los evangelistas procuran consignar que con la consumación y muerte de Judas, se cumplieron y tuvieron fin los vaticinios de la maldición expuestos en el protoevangelio y también los términos de la profecia de Miqueas, quien había augurado que el falso padre de aquella casa, terminaria siendo herido por el hijo. El Hijo, habría de decir más tarde al explicar su evangelio: Quien ama a su padre o a su madre (es decir, el soma ou naturaleza) más que a mí, no es digno de mí.

Con la adecuación de la persona histórica de Judas a la figura oculta del Adversario de Dios se daba cumplimiento a lo profetizado en las Escrituras, y se insistia, además, en confirmar testamentariamente a Jesus como Mesias de la promesa. Estas son dos identificaciones mesiánicas que los evangelistas no pierden ocasión de revelar. Así es como fue mitificado el mezquino Judas Iscariote y así conviene que lo estudiemos ahora, pues contemplado desde la vertiente oculta no hay duda de que ese Judas y la persona en él descrita es utilizado por los redactores evangélicos para perfilar al quinto personaje de la casa, Satán, el Adversario del espíritu, en el interior de la configuración psíquica de todo hombre. El evangelista Lucas, para confirmar esta identidad, no duda en decir: Entonces, Satanás entro en Judas (v. também episódio de negação de Jesus por Simão Pedro).

Entendido como Adversario de Dios, según la vertiente oculta, Judas va a representar en figura, en este pasaje evangélico, el falso alter ego de Cristo. De ahí que pueda decirse sin reservas que Judas come el bocado que Jesus le da (en su mismo plato; Jn 13, 26)1. Por la misma razón vale decir que no puede la sombra ser iluminada más que por la luz que le llega de la luz, de la que ella, como sombra, carece.

El verdadero sentido oculto, interior, de Judas, según este pasaje, se descubre con claridad en las palabras siguientes de Jesus: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. Desde el punto de vista manifiesto es difícil negar que esta orden parece eximir a Judas de gran parte de su culpa, pues la traición le fue ordenada. Aparte de ello resulta chocante que Jesús desee su propia muerte, y más aún que invite a su delator a cumplir un designio de tal gravedad, no sólo para el alma de Judas sino para todo el pueblo judio al que así dejaba abierta la puerta para consumar el delcidio.

Pero ese dilema sólo viene suscitado por la versión manifiesta y no por la oculta que es de la que aqui nos ocupamos. Desde el lado oculto, la salida de noche (no-che del alma), del Adversario significa el primer paso, el primer cumplimiento decisivo, hacia la libertad del cautivo. De ahí la impaciência de Jesús para que la esclavitud termine. Esta terminación oculta no pide ningún culpable.

Con la marcha presurosa y definitiva de Judas, la serpiente antigua de la maldición soltó su presa y dejó en libertad al alma para emprender su vuelo final hacia el Padre. En verdad, la casa había sido derribada sin posi-ble reconstrucción. Por eso, cuando salió de ella el enemigo, dijo Jesús: Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él.

Evangelho de ToméLogion 113
Com a traição de Judas (Mc 14,42) na Paixão de Jesus deram início as dores de iluminação (13,8), que na parábola se descrevem para todos quando se diz: “entregará Pai a filho” (13,2; v. Destruição do Templo e INÍCIO DAS DORES).

A significação de Judas, segundo a representação idealizada para ele pelos evangelistas, da universalidade à “entrega” efetuada. Por isto, no quarto evangelho, quando havia saído Judas da estância da cena, diz o evangelista que era “de noite” (Noite e Dia), uma atribulada “noite da alma” (v. NOITE ESCURA), e põe em boca de Jesus suas palavras decisivas: “Agora foi glorificado o Filho do homem” (Jo 13,31).

Ao ser Judas “em figura” o Adversário de Deus, quer dizer, o eu limitado e individual que todos erigimos em nossa consciência como o Deus de nós mesmos, não há dificuldade em entender que o descobrimento da representação figurada de Judas e o anúncio de sua traição são duas coisas idênticas. Quando a consciência descobre a ação limitadora, restritiva, do eu individual (descobrir é denunciar), acede a ser entregue à morte dessa limitação, a qual acaba de autodenunciar-se em si mesma, sem reservas. Esta mesma morte é a glorificação da consciência, a qual se vê “inundada” desde essa “hora”, pela Glória do Filho do homem.


  1. Marcos dice esto muy bien, pues cuando los discípulos le preguntan: ¿Acaso soy yo?, Jesus responde: Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato (Mc 14, 20).