Eckhart Sermão 7

MESTRE ECKHART — SERMÕES — SERMÃO VII

ES6<=SERMÃO VII — POPULI EIUS QUI IN TE EST, MISEREBERIS=>ES8

Dice el profeta: «Señor, apiádate del pueblo que está en ti» ( Oseas 14, 4 ). Nuestro Señor contestó: «Todo cuanto está achacoso lo sanaré y lo amaré espontáneamente» ( Oseas 14, 5 ).

Traigo a colación ( el relato de la Sagrada Escritura ) que dice: «El fariseo pidió que Nuestro Señor comiera con él», y ( agrego ): «Nuestro Señor dijo a la mujer: vade in pace; ¡vete en paz!» ( Cfr. Lucas 7, 36 a 50 ). Cuando alguien ( parte ) de la paz ( y ) llega a la paz, está bien, es elogiable; sin embargo, es defectuoso. Hay que entrar corriendo en la paz y no se debe comenzar en paz. Dios quiere decir: Uno debe ser ubicado y empujado en la paz y terminar en la paz. Dijo Nuestro Señor: «Sólo estando dentro de mí, tenéis paz» ( Cfr. Juan 16, 33 ). Exactamente en la medida en que ( uno está ) dentro de Dios, uno se halla en paz. Aquella parte de nosotros que se halla en Dios, tiene paz; la otra parte que está fuera de Dios, tiene desasosiego. Dice San Juan: «Todo cuanto ha nacido de Dios, vence al mundo» ( 1 Juan 5, 4 ). Cuanto ha nacido de Dios, busca ( la ) paz y corre hasta estar en ella. Por eso dijo: «¡Vade in pace! ¡Corre hacia la paz!». El hombre que está corriendo y corriendo sin cesar y lo hace ( para llegar ) a la paz, es un hombre celestial. El cielo gira perpetuamente y, dando vueltas, busca ( la ) paz.

¡Ahora, escuchad! «El fariseo pidió que Nuestro Señor comiera con él». La comida que como, es tan unida a mi cuerpo, como mi cuerpo a mi alma. Mi cuerpo y mi alma se hallan unidos en un ser ( y ) no como si se tratara de una obra. ( No es, pues ) como cuando mi alma se une con la vista en una obra, es decir, ( en el hecho de ) que ve. Así también la comida que como es unida a mi naturaleza en el ser, ( mas ) no unida en el obrar, y este hecho apunta hacia la gran unión que debemos tener con Dios en el ser, pero no en una obra. Por eso, el fariseo pidió a Nuestro Señor que comiera con él.

«Fariseo» ( Pharisêus ) significa lo mismo que: uno que se halla apartado y no conoce ningún fin. Todos los accesorios del alma han de ser desprendidos por completo. Cuanto más nobles sean las potencias con tanta mayor fuerza se quitarán ( los accesorios ). Ciertas potencias se hallan tan por encima del cuerpo y tan apartadas que actúan con total carácter de separadoras y divisorias. Un maestro dice una hermosa palabra: Nunca llegará a entrar allí aquello que, aunque fuera por una sola vez, toque una cosa corpórea. En segundo lugar ( significa «fariseo» ), que debemos estar desasidos y separados y recogidos. De ello se desprende que un hombre iletrado puede obtener y enseñar el saber ( sólo ) mediante el amor y el anhelo. En tercer lugar significa que uno no debe tener ningún fin ni estar encerrado en ninguna parte ni apegado a nada, hallándose en paz de tal manera que ya no sepa nada del desasosiego, cada vez que semejante hombre sea transpuesto en Dios mediante las potencias completamente desprendidas. Por eso dijo el profeta: «Señor, apiádate del pueblo que está en ti».

Dice un maestro: La obra suprema que Dios ha obrado siempre en todas las criaturas es la misericordia. Lo más secreto y escondido ( y ) aun aquello que haya obrado alguna vez en los ángeles, es elevado a la misericordia, a la obra ( de la ) misericordia como es en sí misma y como es en Dios. Cualquiera ( sea ) la cosa que obre Dios, el primer efluvio violento lo constituye ( siempre ) la misericordia, ( y ) no ( se trata de ) esa con la que le perdona al hombre su pecado o por la cual un hombre se compadece de otro; ( el maestro ) quiere decir más bien: La obra suprema que hace Dios, es misericordia. Dice un maestro: La obra de la misericordia tiene tal parentesco con Dios que ( la ) verdad y ( la ) riqueza y ( la ) bondad, si bien designan a Dios -aun cuando una de éstas lo designe más que otra- la misericordia es, no obstante, la obra suprema de Dios y significa que Dios coloca al alma en lo más elevado y acendrado que ella es capaz de recibir: ( a saber ) en la extensión, en el mar, en un mar insondable: allí opera Dios la misericordia. Por eso dijo el profeta: «Dios, apiádate del pueblo que está en ti».

¿Qué pueblo está en Dios? Dice San Juan: «Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él» ( 1 Juan 4, 16 ). Aun cuando dice San Juan que el amor une, el amor, sin embargo, no ( nos ) transpone nunca en Dios; en el mejor de los casos aglutina ( lo que ya está unido ). El amor no une de ninguna manera; ( sólo ) aquello que ya se halla unido, lo cose y lo ata. El amor une en una obra, mas no en el ser. Dicen los maestros más insignes que el entendimiento lo monda todo por completo, y aprehende a Dios desnudo, como ser puro que es en sí mismo. El conocimiento irrumpe a través de la verdad y bondad y se arroja sobre el ser puro y aprehende a Dios, desnudo, tal como es sin nombre. ( Mas ) yo digo: No unen ni el conocimiento ni el amor. El amor aprehende a Dios mismo en cuanto es bueno, y si Dios cayera fuera del nombre «bondad», el amor nunca lograría avanzar. El amor toma a Dios ( escondido ) bajo una piel, bajo una vestimenta. El entendimiento no hace tal cosa; el entendimiento toma a Dios tal como lo conoce dentro de él; mas, no lo puede comprender jamás en el mar de su ser insondable. Digo yo: Por encima de estos dos, es decir, ( el ) conocimiento y ( el ) amor se halla la misericordia; en lo supremo y en lo más puro que Dios puede obrar, allí opera Dios la misericordia.

Un maestro dice una hermosa palabra: ( afirma ) que en el alma hay algo muy secreto y escondido y ( que se halla ) muy por encima de donde emanan las potencias del entendimiento y de la voluntad. Dice San Agustín: Así como es inefable aquello donde el Hijo en el primer efluvio violento emana del Padre, así existe también algo muy secreto por encima del primer efluvio violento, allí donde emanan ( el ) entendimiento y ( la ) voluntad. Un maestro que ha hablado del alma mejor que nadie, dice que todo el saber humano nunca penetra en aquello que es el alma en su fondo. ( Para comprender ) lo que es el alma, hace falta un saber sobrenatural. Dónde emanan las potencias del alma ( para entrar ) en las obras, de esto no sabemos nada: sabemos, es cierto, algo de ello, pero es poco. De lo que es el alma en su fondo, de esto nadie sabe nada. El saber que de ello se pueda tener, ha de ser sobrenatural, tiene que ser merced a la gracia: allí obra Dios ( la ) misericordia. Amén.