Los fieles no participan activamente en la liturgia. Tras la proclamación del Evangelio y el canto de las Letanías, se cierran las puertas del iconostasio tras las cuales van a ser celebrados los santos misterios, así sustraídos de la mirada de la multitud. El pueblo, pasivo, receptivo, es tomado interiormente por el ambiente, del que hemos subrayado el carácter celeste o apocalíptico. Pero si la función de los Iconos es la de actualizar la mirada interior, dirigida hacia las realidades escatológicas, es necesario ahora mencionar el papel del canto: tímido y reservado al comienzo, alcanza a continuación una amplitud extraordinaria, como por ejemplo en la proclamación del Evangelio. El coro de niñas es evidentemente invisible: son los Angeles que cantan. Las melodías sobre dos notas son las más frecuentes, pero la polifonía no se excluye; el alargamiento de las notas finales da al conjunto el «sentido de la eternidad» y la certitud de la inmortalidad. (Escrito tras la visita a una Iglesia Ortodoxa) 925 Abbé Henri Stéphane: LITURGIA ORTODOXA