misericordia

Opuesta a esta disolución es la licuefacción espiritual del ego; es la fe en la misericordia divina, el fervor confiante, la bondad, es la unificación intensa de los movimientos del alma en un impulso de amor; es el deseo de Dios, con la fe en su misericordia inconmensurable. Es la cualidad cálida y suave de la luz del sol, del fuego que disuelve el hielo, revivificando los miembros; es la suavidad confiante y cálida del amor, la concentración fervorosa, la alegría de la bondad. Abbé Henri Stéphane: NOTA SOBRE LA ORACIÓN

El amor al prójimo es una manifestación necesaria de la licuefacción espiritual del corazón, es como el criterio del amor de Dios: primero porque el ego, que es una forma de petrificación, es compensado y vencido por la caridad, y segundo porque Dios aparece en el prójimo, al menos para nosotros y de una cierta manera; en otras palabras hay que amar a Dios – que es misericordia – no solamente perdiéndose uno mismo, sino también reconociéndole en el prójimo. Abbé Henri Stéphane: NOTA SOBRE LA ORACIÓN