ANTONIO ORBE — Maria Virgem
- a) Cerinto
- b) Carpocrátes
- c) Evangelho segundo Felipe §91
- d) Justino gnóstico
Dejo a otros los problemas históricos: el origen del nombre—de un presunto Ebión o de comunidades πτωχοί—, su aparición y extensión geográfica, interferencias con Cerinto, con los nazareos y sectas gnósticas derivadas del judaismo cristiano. Reina grande oscuridad en todo ello. Yo me atendré a los datos de mayor interés sobre su cristología.
Qui autem dicuntur Ebionaei—escribe San Ireneo—consentiunt quidem mundum a deo factum, ea autem quae sunt erga Dominum, similiter ut Cerinthus et Carpocrates opinantur. Solo enim eo quod est secundum Matthaeum evangelio utuntur et apostolum Paulum recusant apostatam eum legis dicentes.
Quae autem sunt prophetica curiosius exponere nituntur et circumciduntur ac perseverant in his consuetudinibus quae sunt secundum legem et iudaico charactere vitae, uti et Hierosolymam adorent, quasi domus sit Dei.
Agréguense las noticias del propio Ireneo más directamente relacionadas con el tema:
… Algunos de los cuales se atreven ahora a declarar la Escritura (Is 7,14): «He aquí que ¡a muchacha (ἡ νεᾶνις) tendrá en el seno y parirá un hijo», como Teodoción y Aquila, el del Ponto, ambos judíos prosélitos. Apoyándose en ellos, afirman los ebionitas que El (= Jesús) fue engendrado de José (ἐξ Ἰωσήφ αὐτόν γεγενῆσθαι).
Tocante a Cristo, los ebionitas negaban dos cosas: su naturaleza y persona divina, su origen humano de madre virgen.
El mismo error había descubierto San Justino entre los judíos contemporáneos. Trifón habíase adelantado a definir y ahondar, mejor que los presuntos discípulos de Ebión, los artículos de su fe cristológica.
Orígenes menciona en forma genérica a los sectarios. «Ebionitas —según él—se apellidan los que, de entre los judíos, han recibido a Jesús por el Cristo (= Mesías)». Pero denuncia, por vez primera en la antiguedad, dos clases o grupos de ebionitas. La nota diferencial de ambos grupos afectaría al origen de Jesús; según unos, de madre virgen; según otros, de no-virgen:
Admitamos que algunos dan cabida a Jesús, y que por eso se jacten de ser cristianos; pero con voluntad de vivir según la Ley de los judíos, como la muchedumbre de los judíos. Son éstos las dos clases de ebionitas: los que, igual que nosotros (los eclesiásticos) confiesan haber Jesús nacido de virgen, o no así (no virginalmente), sino como los demás hombres.
¿Era éste el único punto que los separaba? Si así fuese, todo vendría a cristalizar en torno a la lectura de Is 7,14; que unos leerían como Trifón y sus partidarios (ἡ νεᾶνις), y otros, como los LXX (ἡ παρθένος). Y habría lugar a creer si no arrancaba todo de la admisión o no canónica de los Setenta, en atmósfera tal vez alejandrina, dominada por su autoridad.
Eusebio testimonia la misma división y con iguales características. Sin duda, por influjo directa o indirectamente origeniano.
Los primeros los denominaron a éstos, con toda propiedad, ebioneos, como quienes opinan pobre y humildemente de lo relativo a Cristo. Creíanle, en efecto, simple y vulgar, hombre puro, hecho justo gracias al progreso en la virtud, y engendrado de comercio de varón y de María. Tenían por enteramente necesario el culto (u observancia) de la Ley, como si no se salvaran mediante la sola fe en Cristo y el régimen de vida según El. Otros distintos de éstos, aunque tuvieran el mismo apellido (de ebionitas), rehuían por absurda la opinión de los anteriores; no niegan que el Señor ha nacido de (la) Virgen y del Espíritu Santo. Pero aun éstos, igual (que los anteriores), no profesan que preexista, como Verbo Dios y Sabiduría del Padre; y vienen a caer en la impiedad de los primeros, sobre todo porque guardan con escrúpulo—igual que ellos—el culto corpóreo de la Ley. Estos (últimos?) pensaban debían ser totalmente proscritas las cartas del Apóstol, sin excepción, (sin reparar en) llamarle apóstata de la Ley; y usaban sólo el Evangelio, dicho «según los Hebreos», haciendo muy poco caso de los restantes. Guardaban el sábado y los demás usos hebraicos, igual que aquéllos (= los primeros); mas en los días del Señor hacían lo que nosotros en memoria de la resurrección del Señor… ls.
Eusebio coincide con Orígenes, a quien agrega un matiz de indudable peso. Aun los partidarios de la concepción y nacimiento virginal de Jesús no profesaron su preexistencia como Verbo Dios y Sabiduría del Padre. A vueltas de otros perfiles relativamente accesorios, baste dividir las dos sectas ebioníticas entre los partidarios de la génesis ex Ioseph y los del nacimiento de madre virgen.
Notícias do próprio Irineu: « … Alguns dos quais se atrevem agora a declarar a Escritura (Is 7,14): “Eis que a jovem (he neanis) terá no seio e parirá um filho”, como Teodocion e Aquila, o do Ponto, ambos judeus prosélitos. Apoiando-se neles, afirmam os ebionitas que Ele (=Jesus) foi engendrado de São José. »
No tocante a Jesus, os ebionitas negavam duas coisas: sua natureza e pessoa divina, sua origem humana de mãe virgem.
Orígenes menciona de forma genérica aos sectários. « Ebionitas, segundo ele, se chamam os que de entre os judeus, receberam a Jesus como o Cristo (=Messias) ». Mas denuncia, pela primeira vez na antiguidade, duas classes ou grupos de ebionitas. A nota diferencial de ambos grupos afetaria a origem de Jesus; segundo uns de mãe virgem; segundo outros, de não virgem:
Admitamos que alguns aceitem Jesus, e que por isso se ufanem de ser cristãos; mas com vontade de viver segundo a Lei dos judeus, como a multidão dos judeus. São estas as duas classes de ebionitas: os que, igual a nós (os eclesiásticos) confessam haver Jesus nascido de virgem, ou não assim (não virginalmente), senão como os demais homens.
Eusébio de Cesareia coincide com Orígenes, a quem agrega um matiz de indubitável peso. Ainda os partidários da concepção e nascimento virginal de Jesus não professaram sua preexistência como Verbo deus e Sabedoria do Pai. Considerando outros perfis relativamente acessórios, basta assim dividir as duas seitas ebioníticas entre os partidários da gênese ex Ioseph e os do nascimento de mãe virgem.