Cualquier clase de mediación es extraña a Dios. «Yo soy — dice Dios — el primero y el último» (Apocalipsis 22, 13). (La) distinción no existe ni en la naturaleza de Dios, ni en las personas de acuerdo con la unidad de la naturaleza. La naturaleza divina es una sola y cada persona es también una sola y es lo mismo Uno que es la naturaleza. (La) diferencia entre el ser y la esencia se entiende como lo Uno y es Uno; (solamente) allí donde ello (es decir, lo Uno) no permanece dentro de sí, allí recibe, posee y produce diferencia. Por lo tanto: en lo Uno se encuentra a Dios, y quien ha de hallar a Dios, debe llegar a ser uno. «Un solo hombre — dice Nuestro Señor — se marchó». En (la) diferencia no se halla ni (lo) Uno ni (el) ser ni a Dios ni descanso ni bienaventuranza ni contento. ¡Sé uno para que puedas encontrar a Dios! Y, de veras, si fueras bien uno, permanecerías también uno en lo diferente, y lo diferente se te tornaría uno y así no podría estorbarte en absoluto. (Lo) Uno sigue siendo exactamente uno en mil veces mil piedras como en cuatro piedras, y mil veces mil es tan seguramente un simple número como cuatro es un número. TRATADOS DEL HOMBRE NOBLE 3
Ahora dice él (San Pablo): «Buscad las cosas que están arriba». ¿Dónde se busca? «Allí donde Cristo está sentado a la diestra de su Padre». ¿Dónde está sentado Cristo? No está sentado en ninguna parte. Quien lo busca en algún lugar, no lo encuentra. Su parte menor se halla por doquier, su parte superior no está en ningún lugar. Dice un maestro: Quien conoce alguna cosa, no conoce a Dios. «Cristo» significa lo mismo que un «ungido» que está ungido con el Espíritu Santo. Los maestros dicen: El estar sentado significa lo mismo que tranquilidad, e implica: allí donde no hay tiempo. Aquello que da vueltas y cambia, no tiene tranquilidad; en segundo término: la tranquilidad no agrega nada. Nuestro Señor dice: «Yo soy Dios y no cambio» (Malaquías 3, 6). SERMONES: SERMÓN XXXV 3