Valentino — AMIGO IMPORTUNO
Excertos de Antonio Orbe, Parábolas Evangélicas em São Irineu
He aquí en síntesis la declaración valentiniana de la parábola. Se sitúa en el Nuevo Testamento, a raíz de la venida del Salvador, con el anuncio del verdadero Dios, sintetizado en los «tres nombres» (Padre, Hijo, Espíritu Santo).
A media noche: símbolo de la ignorancia universal del Dios por las naciones, y también de la plenitud de los tiempos (cf. Sap 18,14; Mt 25,6), en que decidió él manifestarse a los suyos (amigos, espirituales).
Las naciones gentiles, cuya hambre de vida no se sacia, por falta de alimento (doctrina verdadera de Dios), interesan a un discípulo o apóstol del Salvador (Lc 11,6).
El discípulo, amigo ya del Salvador, entiende que su huésped necesita «tres panes», el evangelio de la Trinidad, compendio de la doctrina del Salvador. Acude al Salvador, y le pide el único verdadero pan de vida, capaz de saciar para siempre a las naciones.
El Salvador se lo dará; pero le significa primero el descanso en que vive con sus niños, a saber:
a) que el banquete definitivo del pan verdadero, el Hijo, tendrá lugar más tarde, de día, en vísperas de la consumación de bodas (en la casa del Padre);
b) que los espirituales, durante el intervalo entre la existencia terrena y la final consumación, descansan «en el lecho», no «en el tálamo», aguardando a que se les sumen los amigos no difuntos: con un reposo aún relativo, pero incompatible con el trabajo de este mundo.
La cláusula «mis niños están conmigo en la cama» se refiere a solos los hombres espirituales, incorporados ya por el Salvador a la región de la anapausis.
El amo de casa — el Salvador — accede a la oración de su discípulo. Y valiéndose de los (ángeles) espirituales, interesados en la salud de sus hombres respectivos, otorga el pan de la gnosis (doctrina de la Trinidad) al amigo hambriento. La eficacia angélica se confunde con la del amigo importuno, que intercede a favor del huésped.