Una de las causas del desconocimiento del Sr. Scarlata está quizá en la forma en que Dante opone el uso del vulgare al del latín, lengua eclesiástica, y también la manera de simbolizar de los poetas, según el verace intendimento, a la de los teólogos (NA: siendo esta última una simple alegoría); pero es a ojos de los adversarios de Dante, o (NA: lo que en tal caso viene a significar lo mismo) de los que no le comprendieron, para los que el vulgare no era más que el sermolaicus, mientras que para él mismo era otra cosa distinta; y por otra parte, desde el punto de vista estrictamente tradicional, la función de los iniciados, ¿no es verdaderamente más «sacerdotal» que la de un «clérigo» exoterista que no posee más que la letra y se detiene en la corteza de la doctrina? (NA: Según el orden jerárquico normal, el iniciado está por encima del «clero» ordinario (NA: siendo éste teológico), mientras que el «laico» está naturalmente por debajo de éste.) El punto esencial aquí, es saber lo que Dante entiende por la expresión vulgare illustre que puede parecer extraña y contradictoria si nos atenemos al sentido ordinario de las palabras, pero que se explica si se subraya que él tomaba vulgare como sinónimo de naturale; es la lengua que el hombre aprende directamente por transmisión oral (NA: como el niño, que desde el punto de vista iniciático representa al neófito, aprende su propia lengua materna), es decir, simbólicamente, la lengua que sirve de vehículo a la tradición, y que puede, bajo este punto de vista, identificarse a la lengua primordial y universal. Esto toca de cerca, como se ve, a la cuestión de la misteriosa «lengua siria» (NA: loghah suryaniyah) de la que hemos hablado en artículos precedentes; (NA: La Science des lettres (NA: n. de febrero de 1931), y Le langage des oiseaux (NA: n. de noviembre de 1931). (NA: N. del T.): véase «Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada», Ed. Eudeba.) es cierto que parece haber sido el hebreo pero, como ya dijimos, tal afirmación no debe ser tomada al pie de la letra, pudiendo ser dicha la misma cosa de toda lengua que tenga un carácter «sagrado», es decir que sirva para la expresión de una forma tradicional regular. (NA: No hay que decir que, cuando se opone «lenguas vulgares» a «lenguas sagradas», se toma la palabra «vulgar» en su sentido habitual; si se tomase en el sentido de Dante, esta expresión no podría aplicarse, y sería mejor la de «lenguas profanas» la que habría que tomar para evitar todo equívoco.) Según Dante, la lengua hablada por el primer hombre, creado inmediatamente por Dios, fue continuada por sus descendientes hasta la edificación de la Torre de Babel; después «hanc formam locutionis hereditati sunt filii Heber…; hiis solis post confusionen remansit»; pero estos «hijos de Heber» ¿no son todos los que han guardado la tradición, más que un pueblo determinado? El nombre de «Israel» ¿no ha sido empleado a menudo para designar al conjunto de los iniciados, sea cual sea su origen étnico, y éstos, que de hecho forman realmente el «pueblo elegido», no poseen la lengua universal que les permite a todos comprenderse entre ellos, es decir, el conocimiento de la tradición única que está oculta bajo todas las formas particulares? (NA: Ver a este respecto el capítulo sobre El don de lenguas en «Apreciaciones sobre la Iniciación».) Además, si Dante hubiera pensado que se trataba realmente de la lengua hebrea, no habría podido decir que la Iglesia (NA: designada por el nombre enigmático de Petramala) cree hablar la lengua de Adán, puesto que habla, no el hebreo, sino el latín, para el que nadie ha reivindicado nunca la cualidad de lengua primitiva; pero, si se entiende por ello que cree enseñar la verdadera doctrina de la revelación, todo se vuelve perfectamente inteligible. Por lo demás, incluso admitiendo que los primeros Cristianos, que poseían esta verdadera doctrina, hayan hablado efectivamente el hebreo (NA: lo que sería históricamente inexacto, pues el arameo no es el hebreo como el italiano no es el latín), los «Fieles de Amor», que se consideraban como sus continuadores, no han pretendido nunca retomar este lenguaje para oponerlo al latín, como hubiesen debido hacer lógicamente si se hubiesen atenido a la interpretación literal. (NA: Añadamos aún que, como lo nota el Sr. Scarlata, la idea de la continuación de la lengua primitiva es contradicha por las palabras que Dante mismo, en la Divina Comedia, atribuye a Adán (NA: Paraíso, XXVI, 124). Estas palabras pueden explicarse por la consideración de los períodos cíclicos, la lengua original fue tutta spenta desde el final del Krita-Yuga, es decir, antes de la tentativa del «pueblo de Nemrod», que sólo corresponde al principio del Kali-yuga.) ESOTERISMO CRISTIANO: NUEVAS APRECIACIONES SOBRE EL LENGUAJE SECRETO DE DANTE