Pasemos por alto los otros puntos. Sólo (diré) un poco más sobre el último. Cuando me referí a los ángeles – que poseen mucha similitud con Dios e iluminación -: en la iluminación trepan por encima de sí mismos hasta la similitud divina en la cual continuamente se hallan frente a frente con Dios en la luz divina con tanta similitud que operan obras divinas. Los ángeles así iluminados y símiles a Dios, lo obligan a Dios a entrar en su fuero íntimo y se empapan de Él. He dicho también en otras ocasiones: Si yo estuviera vacío y tuviera un amor acendrado y similitud, lo haría entrar por completo a Dios en mi fuero íntimo. Una luz se esparce e ilumina aquello sobre lo cual se esparce. El que a veces se diga: Éste es un hombre iluminado, no es gran cosa. Pero, cuando (la luz) dimana e irrumpe en el alma y la asemeja a Dios y la hace deiforme en la medida de lo posible, iluminándola desde dentro, esto es mucho mejor. En la iluminación trepa por encima de sí misma en la luz divina. Cuando ella retorna así a su patria, y se halla unida con Él, es una co-operadora. Fuera del Padre ninguna criatura opera, sólo Él opera. El alma no debe desistir nunca hasta que tenga el mismo poder de obrar que Dios. Así opera junto con el Padre todas sus obras; coopera simple y sabia y amorosamente. SERMONES: SERMÓN XXXI 3
Ahora volvemos a referirnos a la palabra: «Honrarás a tu padre y a tu madre». En su sentido corriente se refiere al padre y a la madre a quienes se debe honrar; además, a todos cuantos tienen poder espiritual, a ésos se les debe honrar rindiéndoles (honores) algo mayores, así como a aquellos de los cuales tienes todos los bienes perecederos. En este (sentido) se puede (vadear) y (tocar fondo); sin embargo, es muy poco lo que hemos recibido de ellos. Dijo una mujer: Si hay que honrar a aquellos de quienes se han recibido bienes exteriores, hay que honrar en proporción mucho mayor a aquellos de los que se ha recibido todo. Cuanto allí (en el primer caso) se tiene exteriormente, como multiplicidad, aquí (en el segundo caso) todo es interior y una sola cosa. Ahora ya os daréis cuenta de que este símil corresponde al Padre. Anoche pensé que todos los símiles sólo existen a fin de corresponder al Padre. SERMONES: SERMÓN LI 3
Nuestros maestros dicen: Todo cuanto se llega a conocer o que nace, es una imagen; y ellos dicen en consecuencia: Si el Padre ha de engendrar a su Hijo unigénito, tiene que engendrar su (propia) imagen como permaneciendo en Él mismo en el fondo. La imagen, ya que ha existido eternamente en Él (forme illius), es su forma que permanece en Él mismo. La naturaleza enseña – y me parece muy justo – que debemos explicar a Dios mediante símiles, ya sea éste, ya sea aquél. Sin embargo, Él no es ni esto ni aquello, y por lo tanto el Padre no se contenta con ello, antes bien, regresa a lo primigenio, a lo más íntimo, al fondo y al núcleo del ser-Padre donde ha estado adentro eternamente en sí mismo, en la paternidad, y donde disfruta de sí mismo, el Padre como Padre, de sí mismo en el Hijo único. Allí, todas las hierbecillas y (la) madera y (las) piedras y todas las cosas son uno. Esto es lo mejor de todo y yo estoy loco por ello. Por eso, todo cuanto la naturaleza es capaz de realizar, lo añade a ello (y) esto va cayendo en la paternidad para que sea uno y que sea un solo Hijo y crezca más allá de todo lo demás y sea del todo uno en la paternidad y, si no puede ser (uno), que sea (por lo menos) (un) signo de lo uno. La naturaleza que es de Dios, no busca nada que se halle fuera de ella; ah sí, la naturaleza que se encuentra dentro de sí misma, no tiene nada que ver con la apariencia (externa), porque la naturaleza que es de Dios, no busca nada que no sea la semejanza con Dios. SERMONES: SERMÓN LI 3
Ya he dicho frecuentemente que la cáscara debe romperse y tiene que salir a luz lo que está adentro; pues, si quieres tener la nuez, debes romper la cáscara. Y, en consecuencia, si quieres hallar a la naturaleza desnuda, se deben romper todos los símiles, y cuanto más uno penetre adentro, tanto más se acercará a la esencia. Cuando el (alma) halla lo Uno donde todo es uno, entonces persevera (en) lo único. ¿Quién «honra» a Dios?… Aquel que en todas las cosas piensa en la gloria de Dios. SERMONES: SERMÓN LI 3