Semente que germina [OPEI]

Antonio OrbeParábolas Evangélicas em São Irineu
CAPITULO 16.—A SEMENTE QUE GERMINA (Mc 4.26-29)
I. Generalidades
Há reminiscências da parábola na primeira antiguidade, a partir de I Clementis.

  • Consideremos los frutos, cómo y de qué manera tiene lugar la siembra. El sembrador sale y echa sobre la tierra cada una de las semillas, y éstas caen en la tierra seca y desnuda y se descomponen; pero entonces el Señor en su providencia hace brotar de sus restos nuevas plantas, que se multiplican y dan fruto.

O pensamento confirma aquele de um certo anônimo incontrolável:

  • Que no se nos aplique este pasaje de la escritura que dice: Desventurado el de doble ánimo, que duda en su alma y dice: Estas cosas oímos en los días de nuestros padres también, y ahora hemos llegado a viejos, y ninguna de ellas nos ha acontecido. Insensatos, comparaos a un árbol; pongamos una vid. Primero se le caen las hojas, luego sale un brote, luego una hoja, luego una flor, más tarde un racimo agraz, y luego un racimo maduro. Como veis, en poco tiempo el fruto del árbol llega a su sazón. Verdaderamente pronto y súbitamente se realizará su voluntad, de lo cual da testimonio también la escritura, al decir: Su hora está al caer, y no se demorará; y el Señor vendrá súbitamente a su templo; el Santo, a quien vosotros esperáis.

O apócrifo aparece com ligeiras variantes em 2 Clementis, aludindo também à escatologia. Teria influído no apócrifo a parábola de Marcos? Ou seria um escrito judaico independente?

Clemente recorre ao motivo da crença na ressurreição da carne.

Tertuliano e Clemente de Alexandria não fazem referência à parábola. Orígenes a conhece na homília 5 a Jeremias:

  • « Voici donc ce que dit le Seigneur aux hommes de Juda et aux habitants de Jérusalem : faites-vous des champs nouveaux et ne semez pas sur des épines ». Cette parole est dite surtout à ceux qui enseignent, pour qu’ils ne confient pas les paroles de l’Écriture aux auditeurs avant d’avoir fait des champs nouveaux dans leurs âmes. Car lorsqu’ayant mis la main à la charrue ils ont fait des champs nouveaux dans les âmes et que les auditeurs écoutent à la manière d’une terre belle et bonne, alors, en semant, ils ne sèment pas sur des épines. Si c’est au contraire avant la charrue, avant de faire des champs nouveaux dans la raison des auditeurs, qu’on prend et qu’on sème les saintes semences que sont la doctrine sur le Père, celle sur le Fils, celle sur le Saint Esprit, la doctrine sur la résurrection, la doctrine sur le châtiment, la doctrine sur le repos éternel, celle sur la Loi, celle sur les Prophètes, en un mot celle sur chacun des points de l’Écriture, on transgresse le commandement qui dit en premier lieu : « Faites-vous des champs nouveaux », en second lieu : « et ne semez pas sur des épines ».
    II. Eucaristia valentiniana
    Os documentos se completam. Um, do mago Marcos, silencia o pão; e o outro — entre os Excertos Teodoto — omite o vinho.
    !A) Eucaristia de Marcos (Irin., 1 13,1s)
    Irineu assim introduz o mago:
  • (I 13,1). Otro de ellos presume de haber corregido al maestro. Su nombre es Marco. Es muy experto en las artes de magia, mediante las cuales seduce a muchos varones y a no pocas mujeres para que se conviertan a él como al más grande y más perfecto gnóstico, porque posee la Potencia más elevada, que proviene de lugares invisibles e indescriptibles. Es un verdadero precursor del Anticristo. [580] El se introduce en las fiestas de Anasilao con los engaños de los llamados magos; y por eso muchos de quienes no disciernen y han perdido la cabeza piensan que tiene en sus manos el poder de hacer prodigios.

E continua desta vez com melhor apoio no grego de Epifânio:

  • (I 13,2). Fingiendo dar gracias (101) sobre un cáliz de vino mezclado (102), mediante largas oraciones de invocación, hace que el cáliz aparezca de color púrpura y rojo. De esta manera quienes lo ven imaginan que mediante su invocación hace descender la Gracia (Cháris) de las regiones superiores para derramar su sangre en aquel cáliz; y los presentes ansían gustar de esa bebida para que también sobre ellos se derrame aquello que el mago llama Gracia. Otras veces presenta a una mujer [581] un cáliz con la mezcla (de agua y vino), y le ordena que ella misma dé gracias en su presencia. En seguida acerca un cáliz mucho mayor que aquel que en la mujer engañada ha celebrado la Eucaristía, y luego hace vaciar del cáliz menor en que la mujer ha celebrado la Eucaristía, en el mayor que él ha puesto al lado, mientras pronuncia estas palabras: «Que la Gracia incomprensible e inefable que existe desde antes de la creación llene tu Hombre interior, y acreciente en ti su conocimiento (gnosis), sembrando el grano de mostaza en tierra buena» (103). Después de haber pronunciado estas palabras y sacado de su mente a aquella infeliz, hace aparecer un hecho maravilloso, cuando con el contenido del cáliz menor llena el cáliz mayor hasta hacerlo derramar. Haciendo estas y otras magias semejantes, seduce a muchos y los arrastra para que lo sigan.

Nenhuma menção do pão. Tampouco do simples vinho. A eucaristia — ação de graças — afeta “per si” ao (cálice de) água mesclada com vinho. Plutarco deixa claro que entre os gregos e romanos era mal visto beber vinho puro.

Marcos “eucaristiza” o cálice ou cálices mediante uma palavra de invocação ou epiclesis, cuja fórmula se desconhece. Em virtude dela, muito prolongada, o conteúdo adquire cor de púrpura e vermelho vivo, signo de intervenção divina.
!B) Eucaristia de ET 82
“E o pão e o óleo são santificados pela virtude do nome (e já) não são os mesmos que foram tomados (para o rito), embora pareçam. Senão que, pela virtude (do nome), se transformaram em uma dynamis espiritual. Desta sorte, também a água, tanto a ‘exorcizada’ como a feita batismo, não só colhe o mal, senão que também adquire a santificação (= virtude santificante).”

O pão (artos) da eucaristia, o óleo e a água batismal são matéria de ritos litúrgicos. Antes de santificados com o nome, estão destituídos de virtude santificante. Mais ainda, alguns, como a água, dão fácil condição ao espírito maligno e necessitam serem exorcizadas.
III. Doctrina de São Irineu