SAGRADO — JUDAÍSMO — SANTO DOS SANTOS
VIDE: Jerusalém; templo; sagrado; centro; terra santa; shekinah
Adin Steinsaltz (Adin Even Yisrael): «A Rosa de Treze Pétalas». Maayanot, 1992.
O projeto geral do Templo, em todos os seus detalhes, desde os pátios externos até os objetos rituais e vasilhas, é uma espécie de projeção do mundo superior sobre o nosso mundo. Cada parte do Templo pode, desde um certo ponto de vista, ser vista como homogênea com toda uma ordem de mundos detrás de nós. Ou, para dizer com outras palavras, o Templo em todos os seus detalhes é um modelo simbólico da Carruagem; e o Sagrado dos Sagrados é o lugar da revelação da Glória Divina, o ponto de contato, ou de intersecção, entre os diferentes mundos e entre um nível de existência e outro.
Portanto, o Sagrado dos Sagrados é um ponto situado em nosso mundo e outros mundos ao mesmo tempo. Como tal, é um lugar sujeito às leis de todos os mundos, e por isso, fora das leis comuns de tempo e lugar. Por conseguinte, o Sagrado dos Sagrados estava fechado para todos os homens, exceto para uma breve entrada do alto sacerdote de Israel uma vez por ano, no Dia do Perdão.
René Guénon: Guenon Simbolos Ciencia Sagrada
Si consideramos, por ejemplo, la tradición hebrea, vemos que se habla, en el Sefer Yetsirah, del “santo Palacio” o “Palacio interior”, que es el verdadero “Centro del Mundo”, en el sentido cosmogónico del término; y vemos también que ese “santo Palacio” tiene su imagen en el mundo humano por la residencia, en cierto lugar, de la Shejináh, que es la “presencia real” de la Divinidad1. Para el pueblo de Israel, esa residencia de la Shejináh era el Tabernáculo ( Mishkán ), que por esa razón era considerado por él como el “Corazón del Mundo”, pues constituía efectivamente el centro espiritual de su propia tradición. Este centro, por lo demás, no fue al comienzo un lugar fijo; cuando se trata de un pueblo nómada, como era el caso, su centro espiritual debe desplazarse con él, aunque permaneciendo siempre en el corazón de ese desplazamiento. “La residencia de la Shejináh — dice P. Vuillaud — sólo se fijó el día en que se construyó el Templo, para el cual David había preparado el oro, la plata y todo cuanto era necesario a Salomón para dar cumplimiento a la obra2. El Tabernáculo de la Santidad de Jehováh, la residencia de la Shejináh, es el Sanctasantórum que es el corazón del Templo, el cual es a su vez el centro de Sión ( Jerusalén ), como la santa Sión es el centro de la Tierra de Israel, como la Tierra de Israel es el centro del mundo” ( La Kabbale juive, t. I, pág. 509 ). Puede advertirse que hay aquí una serie de extensiones, dada gradualmente a la idea de centro en las aplicaciones que de ella se hacen sucesivamente, de suerte que la denominación de “Centro del Mundo” o de “Corazón del Mundo” es finalmente extendida a la Tierra de Israel en su totalidad, en tanto que considerada como la “Tierra Santa”; y ha de agregarse que, en el mismo respecto, recibe también, entre otras denominaciones, la de “Tierra de los Vivos”. Se habla de la “Tierra de los Vivos que comprende siete tierras”, y P. Vuillaud observa que “esta Tierra es Canaán, en la cual había siete pueblos” ( La Kabbale, t. II, pág.116 ), lo cual es exacto en el sentido literal, aunque sea igualmente posible una interpretación simbólica. La expresión “Tierra de los Vivos” es exactamente sinónima de “morada de inmortalidad”, y la liturgia católica la aplica a la morada celeste de los elegidos, que estaba en efecto figurada por la Tierra Prometida, puesto que Israel, al penetrar en ésta, debía ver el fin de sus tribulaciones. Desde otro punto de vista más, la Tierra de Israel, en cuanto centro espiritual, era una imagen del Cielo, pues, según la tradición judía, “todo lo que los israelitas hacen en la tierra se cumple según los tipos de lo que ocurre en el mundo celeste” ( Ibid., t. I, pág. 501 ).
NOTAS: footnotearea
Ver nuestros artículos sobre “Le Coeur du Monde dans la Kabbale hébraïque” y “La Terre Sainte et le Coeur du Monde”, en la revista Reg., julio-agosto y septiembre-octubre de 1926. ( Estos artículos habían sido retomados, por una parte, en LE ROI DU MONDE ( 1927 ), caps. III y VI, y por otra debían serlo de nuevo en LE SYMBOLISME DE LA CROIX ( 1931 ), caps. IV y VII ) ↩
Es bien notar que las expresiones aquí empleadas evocan la asimilación, frecuentemente establecida, entre la construcción del Templo, encarada en su significación ideal, y la “Gran Obra” de los hermetistas. ↩