“Deus humilium celsitudo, qui beatissimum Joannem Columbinum, confessorem tuum tilectissimum, tantae charitatis in te ardore inflammasti, ut Jesu nomen desideratissimum Filii tui suo vivido corde et ore semper habere meruerit: concede quaesumus, ut ejus meretis et precibus ita in tuo nomine et amore incendamur, ut mente et corde te unice super omnia diligamus et promissa humilibus praemia consequamur. Per Dominum nostrum Jesum Christum…”
De la Misa de San Juan Colombino (Acta Sanctorum).
En años recientes ha habido un renacimiento del interés en la Plegaria del Nombre de Jesús. Diferentes grupos, que van desde los Pentecostalistas hasta los “Freaks de Jesús”, han abrazado esta forma de plegaria sin ningún fundamento en su teología, y sin la “protección” que proporciona una base tradicional y ortodoxa. El autor de este artículo no tiene intención de presentar un texto histórico o erudito; espera más bien proporcionar al lector un esquema o introducción que coloque esta forma de plegaria en su perspectiva propia.
Quede claro desde el comienzo que, en todo lo que dice, sea en forma de afirmación directa, o bajo la cubierta de cita, el autor está en total sumisión al magisterium de enseñanza de la Iglesia Católica. Suplico —benigno lector— que lo que me he propuesto escribir no vuelva hacia mí el juicio y la condena, sino que sea más bien una salvaguardia y un remedio salutario para mi alma.
No es mi intención cubrir en este artículo la Tradición de la Plegaria de Jesús en la Iglesia Ortodoxa. Para ésta el lector puede remitirse a THE WAY OF THE PILGRIM (Seabury Press, S.P.C.K.); WRITINGS FROM THE PHILOKALIA ON PRAYER OF THE HEART (Faber); ON THE INVOCATION OF THE NAME OF JESUS (Fellowship of St. Alban and St. Sergius, Londres), y a ON THE PRAYER OF JESUS por el Obispo I. Brianchaninov (Watkins), todos los cuales pueden obtenerse fácilmente. Lo que espero mostrar es que esta forma de plegaria está profundamente enraizada en las Tradiciones de la Iglesia Occidental y que ello ha sido así desde tiempo inmemorial. Aún más, espero mostrar que es una plegaria eminentemente provechosa para el hombre contemporáneo y para los tiempos presentes. Los primeros trece párrafos de esta introducción tratarán de este último punto. El resto tratará del tema de la plegaria misma.