Arte da Prece — Prefácio — Padre Chariton
Excertos da tradução em espanhol da Editorial Lumen
PROLOGO
Cuando un monje pronuncia los votos monásticos, se le entrega un rosario, que es llamado su “espada espiritual” y él aprende a practicar la Oración de Jesús noche y día.
Cuando ingresé al monasterio, estaba ávido por seguir esta tradición y era guiado en ella por mi starets, el Padre A., que resolvía constantemente para mí todas las dificultades que encontraba en la práctica de esta oración A su muerte, debí recurrir a los escritos de los Padres experimentados. Sacando de sus obras lo esencial respecto de la Oración de Jesús, lo anotaba en un cuaderno de apuntes y, de esa manera, compuse, a la larga, una antología sobre la oración.
El material de esta antología se acumulaba de año en año y, es por ello, que los temas no estaban allí clasificados en un orden sistemático, pues sólo habían sido destinados a servirme personalmente, como recopilación de referencias.
Finalmente, tuve la idea de publicar esta antología con la esperanza de que ella pudiera ayudar a otros en la búsqueda de una guía para su vida espiritual. Los sabios consejos de los santos Padres y algunos ascetas contemporáneos citados aquí, podrán cooperar a la realización de su buena intención.
Si este libro contiene frecuentes repeticiones del mismo tema, ello surge de mi deseo sincero de imprimirlos profundamente en el espíritu del lector. Todo lo que aquí se encuentra, siendo la expresión de las convicciones profundas de hombres espirituales, tiene para nosotros un interés vital. Existe, actualmente, particular necesidad de esa enseñanza, ya que se constata una disminución general del esfuerzo en el dominio de la vida espiritual.
Nuestro fin, publicando esta antología, es explicar por todos los medios y mediante frecuentes repeticiones, cómo debe ser practicada la Oración de Jesús, y así mostrar claramente cuánta necesidad tenemos de ella y de qué modo es necesaria para sostenernos en nuestro deseo de servir a Dios.
En una palabra, quisiéramos recordar a aquellos entre nuestros contemporáneos, ya sean monjes o laicos, que se esfuerzan en trabajar por su salvación, las instrucciones que nos dejaron los santos Padres en lo que concierne a la obra interior y a la lucha contra las pasiones.
Lo deseamos tanto más cuando vemos que, como dice el obispo Ignacio, “las gentes sólo tienen una idea muy confusa y muy vaga de la Oración de Jesús. Algunos, que se consideran y son considerados por los demás, poseedores de un buen juicio en materia de espiritualidad, temen a esta oración como a una especie de contagio, dando como razón de su temor, el peligro de la ilusión 1 que ellos suponen debe siempre acompañar a la Oración de Jesús. La rechazan, por consiguiente, y aconsejan a los demás hacer lo mismo”. El obispo Ignacio dice más adelante: “El autor original de esta teoría es, en mi opinión, el demonio, que odia el Nombre del Señor porque le quita todo su poder. Tiembla ante ese nombre todopoderoso y lo ha difamado ante numerosos cristianos para hacerles abandonar esta arma, temible para su enemigo, pero gracia salvadora para los hombres”.
Es por ello que experimenté la necesidad de recoger todos los documentos susceptibles de arrojar una luz más abundante sobre los misterios de esta obra espiritual. No tengo, por mi parte, ninguna pretensión de haber alcanzado la oración interior: tampoco tengo nada que agregar por mí mismo; solamente extraje, del tesoro de las obras de los santos Padres, sus sabios consejos respecto de la oración incesante, consejos que son también necesarios para todos aquellos que se preocupan por su salvación tanto como por el aire que es necesario para la respiración.
Valamo, 27 de julio de 1936 Higumeno Chariton