Y según dije antes: Así como San Agustín es comparado con un recipiente de oro que está cerrado por debajo y abierto hacia arriba, ¡mira!, así debes ser tú: si quieres hallarte junto a San Agustín y en medio de la santidad de todos los santos, tu corazón debe estar cerrado para cuanto tiene cualidad de creado y aprehender a Dios tal como es en sí mismo. Por eso, los varones son comparados a las potencias superiores porque están todo el tiempo con la cabeza desnuda, y las mujeres a las potencias inferiores porque tienen la cabeza siempre cubierta. Las potencias superiores se hallan por encima del tiempo y del espacio y se originan inmediatamente en la esencia del alma; y a causa de ello se las parangona con los varones, ya que se mantienen siempre desnudas. De ahí que su obra sea eterna. Dice un maestro que todas las potencias inferiores del alma, en cuanto han tocado (el) tiempo o (el) espacio, han perdido en la misma medida su pureza virginal y nunca pueden ser desnudadas y cernidas tan perfectamente para que lleguen a entrar alguna vez en las potencias superiores; sin embargo, obtienen una impresión de una (=esa) imagen parecida. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XV 3
Una palabrita más sobre el alma y luego nada más: «¡Vosotras, hijas de Jerusalén, no os fijéis en que soy morena! El sol me destiñó y los hijos de mi madre lucharon contra mí» (Cant. de los Cant. 1, 4 y 5). Con ello se refiere a los hijos de este mundo; a ellos les dice el alma: Aquello del sol, o sea, los placeres de este mundo, que me alumbra y toca, me hace oscura y morena. El marrón no es un color perfecto; tiene un matiz claro pero también alguno oscuro. Cualquier cosa que el alma piense u opere con sus potencias, por clara que sea en ella, sin embargo, es una mezcla. Por eso dice: «Los hijos de mi madre lucharon contra mí». Los hijos, éstos son todas las potencias inferiores del alma; todas ellas la combaten y tientan. El Padre celestial es nuestro Padre (verdadero) y la Cristiandad nuestra madre. Por más hermosa y adornada que se presente, y por útil que sea con sus obras, todo esto aún es imperfecto. Por eso se dice: «¡Oh tú, la más hermosa por entre las mujeres, sal y retírate!» (Cant. de los Cant. 1, 7). Este mundo es como una mujer porque es débil. Pero ¿por qué dice no obstante: «la más hermosa entre las mujeres»? Los ángeles son más hermosos y muy superiores al alma. Por eso dice: «¡La más hermosa» – a su luz natural (del entendimiento) – «sal y retírate!» Sal de este mundo y retírate de todo aquello hacia lo cual todavía se inclina tu alma. Y cualquier cosa que ella toque aún, la debe odiar. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XVII 3