O PEREGRINO QUERUBÍNICO — LIVRO I
EPIGRAMAS 61-70
I, 061: Dios debe nacer en ti.
SI Cristo naciere mil veces en Belén,
y no en t
I, seguirás perdido eternamente.
I, 062: Lo exterior no te vale.
LA cruz del Gólgota no te puede redimir del mal,
si no se erige también en ti.
I, 063: Levántate tú mismo de entre los muertos.
DIGO, de nada te vale que Cristo resucitara,
si yaces siempre cautivo del pecado, y de los vínculos de la muerte.
I, 064: La siembra espiritual.
DIOS es un labriego, el grano su Verbo eterno,
su Espíritu es la reja del arado, mi corazón la sementera.
I, 065: La pobreza es divina.
DIOS es la cosa más pobre, está enteramente desnudo y libre:
por eso digo con toda razón, que la pobreza es divina.
I, 066: Mi corazón es el hogar de Dios.
SI Dios es un fuego, mi corazón es el hogar,
donde Él consume la leña de la vanidad.
I, 067: El niño clama por la madre.
COMO un niño destetado llora por su madre:
así clama por Dios el alma, que sólo lo quiere a Él.
I, 068: Un abismo llama al otro.
EL abismo de mi espíritu invoca siempre a voces
el abismo de Dios: di, ¿cuál es más profundo?
I, 069: Leche con vino, fuerte y genuino.
LA humanidad es la leche, la divinidad es el vino:
si quieres fortalecerte, bebe leche mezclada con vino.
I, 070: El amor.
EL amor es nuestro Dios, todo vive por amor:
¡cuán dichoso sería el hombre, que permaneciera siempre en él!