Paulo Cicuncidar

PAULO APÓSTOLO — CIRCUNCISÃO
Excertos de Roselyne Dupont-Roc, Michel de Goedt, Charles Perrot, Chantal Reyner, Vocabulario de las epístolas paulinas
Circuncidar, Circuncisión, Incircuncisión

(peritemnein, peritomé, akrobystía)

Perítemneín, «circuncidar», es el acto ritual que consiste en cortar el prepucio; el nombre peritomé, «circuncisión», puede designar por extensión a «los circuncisos»; así como su opuesto akrobystía, «prepucio», designa por extensión a «los incircuncisos». Ordenada por Dios, la circuncisión es el signo por excelencia de la identidad judía. Por su obediencia a este mandamiento, Abrahán es para el judaismo el primero de los creyentes (cf. Gn 17,4-14). Estar o no estar circuncidado es sinónimo de pertenecer o de estar excluido del pueblo de Dios (cf. Gn 17,14).

Pablo, apóstol de los incircuncisos (Gál 2,7.9), rompe con el judaismo: En cuanto seguidores de Cristo, lo mismo es estar circuncidados que no estarlo; lo que vale es la fe que actúa por medio del amor (Gál 5,6; cf. 1 Cor 7,18-19 y Col 3,11). La circuncisión se ha hecho inútil; por la fe, los judíos y los paganos tienen ahora un mismo acceso a Dios.

El apóstol, que podía apelar a sus raíces judías (circuncidado el día octavo: Flp 3,5), indica que la verdadera circuncisión es la del corazón (Rom 2,29). Consiste en poner toda la confianza en Cristo (Flp 3,2-3). Va en ello la autenticidad de la fe cristiana, que no cede a la tentación de hacerse circuncidar; en vez de ofrecer una ventaja (como parecen afirmar los cristianos judaizantes, que actúan en ciertas comunidades paulinas), la circuncisión equivale a volver a la esclavitud de la ley (Gál 5,1-12; cf. w. 3-4).

La Carta a los Romanos confirma esta convicción (Rom 2,25-29; cf. también Col 2,11). La fe justifica del mismo modo a los circuncisos que a los incircuncisos (Rom 3,30): Abrahán es el mejor ejemplo de ello, ya que creyó antes de ser circuncidado (Rom 4,9-12).