Paulo Batismo

PAULO APÓSTOLO — BATISMO
Excertos de Roselyne Dupont-Roc, Michel de Goedt, Charles Perrot, Chantal Reyner, Vocabulario de las epístolas paulinas
VIDE Batismo
Bautizar, Bautismo

(baptizein, baptisma)

Como el verbo baptein, de donde se deriva, baptizein significa en primer lugar «mojar», pero también «sumergirse». En la voz pasiva, este verbo se utiliza para decir que un hombre «se ahoga», que un barco «se hunde» y, metafóricamente, que un deudor «está sumido» en deudas. Entre las 4 ocasiones en que se usa el verbo en los Setenta, sólo vale la pena recordar una: Naamán el Sirio, leproso, se bañó siete veces, como había dicho el hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño (2 Re 5,14). Pero esto sólo se recoge en la liturgia bautismal de algunos Padres de la Iglesia.

Pablo utiliza 13 veces la palabra baptizein, esencialmente en la primera carta a los Corintios; bap-tisma sólo se utiliza en Rom 6,4; Ef 4,5 y Col 2,12. El uso paulino de baptizein ignora toda determinación por medio de la partícula «en» (en), como sería «bautizar en el Espíritu, en el agua, en el fuego». Pablo no conoce el bautismo «en» (en) el Nombre del Señor Jesús. Los usos paulinos de baptizein, seguido 7 veces de eis, establecen por medio de esta preposición una relación de pertenencia o de inclusión entre el bautizado y un término: Cristo, un solo cuerpo, la muerte de Cristo (Rom 6,3; Gál 3,27). (Véase el recuadro sobre las preposiciones, p. 64).

En polémica con los corintios, divididos por reivindicaciones de pertenencia a uno u otro apóstol, incluso a Cristo, pero simplemente considerado como el elemento preferido de una serie, Pablo pregunta: Pero, ¿es que está dividido Cristo? ¿Ha sido crucificado Pablo por vosotros, o habéis sido bautizados en su nombre? (1 Cor 1,13). Aunque objeto de una hipótesis imposible, la expresión en el nombre de Pablo demuestra que el apóstol conoce la fórmula: «ser bautizado en el nombre de…». Eis to ónoma (en el nombre) traduce sin duda una locución hebrea o aramea (leshem) que rige al destino o al destinatario de un acto y puede servir para indicar «a cuenta de quién» se pone ese acto, lo cual lleva a una relación de pertenencia por medio de un deslizamiento semántico.

El eis empleado por Pablo parece ser una reducción de eis to ónoma. Como el apóstol concibe el bautismo como una entrada en el paso muerte-resurrección de Cristo (Rom 6,1-11), la condición bautismal queda perfectamente definida por estos versículos: Si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, morimos para el Señor. Así pues, tanto si vivimos como si morimos, somos del Señor (es decir, le pertenecemos). Para eso murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y de muertos (Rom 14,8-9).

A la luz de estos versículos podemos releer de una nueva forma Rom 6,3-4: ¿Ignoráis acaso que todos los que hemos sido bautizados en (eis) Cristo, lo hemos sido en (eis) su muerte? En efecto, por el bautismo hemos sido sepultados con Cristo en (eis) su muerte, para que, así como Cristo ha resucitado de entre los muertos, por el poder del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva… Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios, en Cristo Jesús (Rom 6,33-4.11).

Los dos usos de baptisma en Col y Ef profundizan o enriquecen la enseñanza de las grandes epístolas (Rom, 1 Cor, Gál). Col 2,11-15 lo afirma más claramente que Rom 6,1-11: por el bautismo, hemos sido ya vivificados con Cristo. La segunda de las fórmulas de unidad de Ef 4,4-6, un solo Señor, una fe, un bautismo, enmarcada por las otras dos (un solo cuerpo y un solo Espíritu y un solo Dios), le da todo su relieve a 1 Cor 12,13: en un solo Espíritu hemos sido bautizados para (pertenecer a) un solo Cuerpo. De la misma manera. Col 2,11-15 es una ampliación de Gál 3,27: Todos los que habéis sido bautizados para (pertenecer a) Cristo, os habéis revestido de Cristo. A los ojos de Pablo, la pertenencia a Cristo y a la Iglesia es una misma y única pertenencia.