PAULO APÓSTOLO — AMOR — AGAPE
Excertos de Roselyne Dupont-Roc, Michel de Goedt, Charles Perrot, Chantal Reyner, Vocabulario de las epístolas paulinas
Amar, Amor (agapán, agapé)
El griego dispone de varias palabras para decir «amar»: philein es el verbo más utilizado para hablar del amor en la familia o entre amigos. Erasthai, de donde se deriva érós, se refiere al amor-pasión. Stergein indica el afecto cariñoso. Los Setenta en su traducción prefirieron unos términos raros hasta entonces, agapán y agapé, por desconfiar del carácter pasional del érós y para marcar el carácter específico del amor religioso, en un contexto de alianza. Este vocabulario es común a todos los autores del Nuevo Testamento. Teólogos de la agapé, Juan y Pablo le dan matices importantes. Según su costumbre, Pablo utiliza más ordinariamente el substantivo (75 veces) que el verbo (33 veces), mientras que Juan prefiere usar el verbo y le gustan las fórmulas de reciprocidad.
Para Pablo, el amor de Dios es lo primero; se manifestó por el envío del Hijo: Dios nos ha mostrado su amor haciendo morir a Cristo por nosotros cuando aún éramos pecadores (Rom 5,8; 8,39). La presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones es la garantía del amor de Dios (Rom 5,5; cf. 2 Cor 13,13). Cristo nos ama, ya que consintió en dar su vida, no por los justos, sino por los pecadores (Rom 5,8; Ef 2,4). Pablo hace que la fórmula (nos) amó preceda a la fórmula tradicional: se entregó por (nosotros) (Gál 2,20). Ningún obstáculo podrá separarnos del amor de Cristo (Rom 8,35-39). Éste es el motivo más decisivo para el apostolado (2 Cor 5,14). Pablo manifiesta a los fieles que son los beneficiarios de la agapé de Dios, llamándolos los amados de Dios (1 Tes 1,4; Rom 1,7).
En compensación, los hombres tienen que amarse entre sí. Son raros los casos en que Pablo habla de la agapé del hombre a Dios (1 Cor 2,9; 8,3; Rom 8,28). De ordinario la concibe como principio de las relaciones humanas: en ella se resume toda la ley (Rom 13,9s). Preocupado por la unidad de las comunidades (Flp 2,1s), el apóstol no se cansa de detallar las exigencias concretas de la agapé (así en 1 Cor 16,14; Gál 5,22s; Rom 12,9s; Flp 5). Pablo es el primero que establece la tríada fe-esperanza-caridad (1 Tes 1,3; 5,8). La importancia de la agapé aparece en el himno de 1 Cor 13: de las tres virtudes, el amor es la mayor (1 Cor 13,13). El saber envanecer; sólo el amor es de veras provechoso (1 Cor 8,1). Pero Pablo no separa las tres virtudes teologales: la fe expresa de forma excelente nuestra relación con Dios por Jesucristo; actúa por medio de la caridad (Gál 5,6).
Pablo expresará con frecuencia su afecto a los destinatarios de sus cartas: Os amo a todos en Jesucristo (1 Cor 16,24; cf. 2 Cor 2,4; 11,11; 12,15) y los llama amados suyos (1 Cor 4,14; 10,14; 2 Cor 7,1…). Vivir en la agapé será el programa que desarrolla en la carta a los Efesios (1,4; 3,18; 4,2.15.16; 5,2). Por ejemplo, los maridos tienen que amar a sus esposas, como Cristo amó a su Iglesia (5,25s).