Padrenuestro (Eckhart)

A menudo acostumbro a decir una palabrita y ésta es verdad: Todos los días exclamamos y gritamos en el Padrenuestro: «¡Señor, hágase tu voluntad!» (Mateo 6, 10). Mas luego, cuando se hace su voluntad, tenemos ganas de enojarnos y su voluntad no nos satisface. Sin embargo, cualquier cosa que Él hiciera, debería gustarnos más que nada. Quienes lo aceptan así como lo mejor, permanecen en perfecta paz con respecto a todas las cosas. Ahora bien, a veces pensáis y decís: «Ay, si las cosas hubieran sucedido de otro modo, sería mejor», o: «Si esto no hubiera sucedido así, acaso habría resultado mejor». Mientras tengas esas ideas, nunca obtendrás la paz. Tú debes aceptarlo como lo mejor de todo. He aquí el primer significado de este pasaje (de la Epístola). ECKHART: SERMONES: SERMÓN IV 3

Ahora bien, Él dice: «lo que he escuchado». El hablar del Padre es su «engendrar», el «escuchar» del Hijo es su «nacer». Él dice pues: «Todo cuanto he escuchado de mi Padre». Ah sí, todo cuanto ha escuchado de su Padre desde la eternidad, nos lo ha revelado sin ocultarnos nada de ello. Digo yo: Y si hubiera escuchado mil veces más, nos lo habría revelado sin ocultarnos nada de ello. Así también nosotros, no le debemos ocultar nada a Dios; debemos revelarle todo cuanto somos capaces de ofrecer(le). Porque, si reservaras algo para ti, perderías en igual proporción parte de tu eterna bienaventuranza, ya que Dios no nos ha ocultado nada de lo suyo. Estas palabras les parecen difíciles a algunas personas. Pero, por ello, nadie ha de desesperarse. Cuanto más te entregues a Dios, tanto más Dios, a su vez, se te dará Él mismo; cuanto más te despojes de ti mismo, tanto mayor será tu eterna bienaventuranza. El otro día, cuando rezaba mi Padrenuestro, que Dios mismo nos enseñara, pensé: Cuando decimos «¡Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad!» (Mateo 6, 10), le rogamos siempre a Dios que nos despoje de nosotros mismos. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XXVII 3

Ayer estaba sentado en un lugar y dije una palabra que se halla en el Padrenuestro y que reza: «¡Hágase tu voluntad!» (Mateo 6,10). Mas sería mejor: «¡Hágase tuya (la) voluntad!»; para que mi voluntad llegue a ser su voluntad, que yo llegue a ser Él: esto es lo que quiere decir el Padrenuestro. Esta palabra tiene dos significados. Uno es: «¡Duerme frente a todas las cosas!», quiere decir, que no habrás de saber nada ni del tiempo ni de las criaturas ni de las representaciones… Dicen los maestros: Si un hombre dormido profundamente durmiera cien años, no sabría nada de criatura alguna, ni de tiempo ni de imágenes… y entonces podrás percibir qué es lo que Dios obra en ti. Por eso dice el alma en El Libro de Amor: «Duermo y mi corazón está de vigilia» (Cantar de los Cant. 5, 2). Por lo tanto, si todas las criaturas duermen en tu interior, podrás percibir qué es lo que Dios obra dentro de ti. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XXX 3