OrigenesPrece7

Orígenes — Tratado da Prece — 7. Liberdade fixada aos astros

Respecto a las dificultades para que salga el sol hay que decir lo siguiente. También el sol tiene cierta libertad porque juntamente con la luna alaba al Señor. Está escrito: «Alabadle, sol y luna» (Sal. 148, 3). Lo mismo se puede decir de la luna y las estrellas. Continúa el texto: «Alabadle todas las estrellas de luz» (Sal. 148, 3). Dijimos que Dios se sirve de la libertad de cada uno de nosotros y la ordena al bien de los que están en la tierra. La misma conclusión se aplica a la libertad fija, segura, firme, del sol, la luna y las estrellas. Dios ha dispuesto el mundo celeste y el curso y movimiento de las estrellas en armonía con el universo. Si no es vana la plegaria con relación a los seres dotados de libertad con mucha más razón será útil cuando tiene por objeto una de las estrellas libres que se mueven por el cielo en prueba de la salvación del universo. Porque puede ir más lejos diciendo que hay cosas en la tierra a las que se añaden otras provenientes de ciertas circunstancias que provocan en nosotros inestabilidad o nos inclinan a una situación peor, de modo que hacemos o decimos cosas indebidas. Pero en el caso de realidades celestes ¿qué circunstancias les pueden sobrevenir que los desplace o cambie su curso tan útil al mundo? Cada uno de esos seres tienen un alma regulada por la razón e identificada con su propia causa. Se sirven de un cuerpo etéreo y purísimo.