Origenes Cantico Prologo 1

Orígenes — Comentários ao Cântico do Cânticos

Por consiguiente, antes de entrar a discutir lo que se contiene en este libro, me parece necesario que previamente expongamos unas breves consideraciones acerca del amor mismo, que es la causa principal de haber sido escrito el libro; después, acerca del orden de los libros de Salomón, entre los cuales este libro parece ocupar el tercer lugar; luego también sobre la intitulación misma del librito: por qué se le puso el título de Cantar de los Cantares; y además, de qué manera fue compuesto, a guisa de drama, según parece, y como pieza teatral que se suele representar en escena con mutación de personajes.

Entre los griegos, ciertamente, muchos fueron los sabios que, queriendo investigar la verdadera naturaleza del amor, produjeron no pocos y variados escritos, también en forma de diálogos, con el intento de poner de manifiesto que no existe más fuerza del amor que aquella que puede conducir al alma desde la tierra hasta la cumbre excelsa del cielo, y que no es posible llegar a la suma felicidad si no media la provocación del deseo amoroso. Pero tenemos también noticia de haberse discutido este tema en algo así como en banquetes: pienso que entre personas que hacían banquetes, no de manjares, sino de palabras1. Otros, es verdad, también dejaron por escrito ciertas artes mediante las cuales pareciese que se hacía nacer o crecer a este amor en el alma. Pero algunos hombres carnales aplicaron estas artes a los deseos viciosos y a los secretos del amor culpable. Por consiguiente, no es de extrañar que también entre nosotros, donde cuanto mayor es el número de simples mayor parece ser el de inexpertos, hayamos dicho que es difícil y hasta peligroso disputar sobre la naturaleza del amor, siendo así que, entre los griegos, que pasan por doctos y sabios, hubo no obstante algunos que no entendieron este tema tal como estaba escrito, sino que, bajo el pretexto de cuanto se dice sobre el amor, dieron consigo en las caídas de la carne y en los precipicios de la desvergüenza, bien porque, como antes recordamos, tomaron de lo que estaba escrito algunos estímulos e incentivos, bien porque utilizaban los escritos de los antiguos como cobertura de su incontinencia.

Así pues, para no incurrir también nosotros en algo parecido interpretando viciosa y carnalmente lo que escribieron los antiguos en sentido bueno y espiritual, extendamos hacia Dios nuestras palmas tanto del cuerpo como del alma, para que el Señor, que dio la palabra a los que evangelizaban (Sal 67,12) con gran poder, nos dé también a nosotros, por su poder, la palabra con que podamos presentar una sana inteligencia de lo que está escrito y, en orden a la edificación de la castidad, ajustada tanto al nombre mismo como a la naturaleza del amor.

NOTAS:


  1. Alusión evidente al Banquete, de Platón, cuyo tema es precisamente el amor, entendido sobre todo en su dimensión ideal, espiritual.