Oração de Jesus e Dhikr

ORAÇÃO DE JESUS E DHIKR

Jean Gouillard – Pequena Filocália — Apêndice

Texto que segue foi retirado do Tanwir alqulub (3a ed., Cairo, p. 548-558) do Sheikh Muhammad Amin al-Kurdi al-Shafii al-Naqshabandi, falecido em 1914.

Incluído na obra de Jean Gouillard devido ao “caráter didático, extensão e precisão de detalhes, sobre a oração do coração”. Sua topografia simbólica dos centros poderá esclarecer a noção, vaga em um pseudo-Simeão, da exploração do coração; sua técnica respiratória é mais minuciosa. Por outro lado, oferece paralelos surpreendentes com a tradição cristã, principalmente a respeito do pensamento da mote e da necessidade absoluta de um mestre.

UMA TÉCNICA SUFI DA ORAÇÃO DO CORAÇÃO

Seção sobre o dhikr interior ou praticado no coração (adh-dhikru-qalbi), que é superior ao dhikr vocal (adh-dhikru-l-jahri).

Saiba que o dhikr é praticado de duas maneiras: com o coração e com a língua. Cada uma desta formas tem suas bases legais no Corão e na Sunnah.

O dhikr com a língua, comportando uma palavra composta de sons e de letras, não pode ser praticado a todo momento. A atividade comercial e as atividades similares o restringem necessariamente, diferentemente do dhikr do coração, pois este dhikr considera a significação da palavra independente de qualquer pronunciação de letras e de sons e, deste fato, nenhum obstáculo impede aquele que invoca interiormente.

Invoque Allah no coração, em segredo
Que não apreendam as criaturas, sem letras e sem voz!
Este dhikr é a melhor de todas as encantações
É daí que vem a glória dos homens espirituais.

É por isto que nossos mestres naqchabenditas preferiram o dhikr praticado com o coração, pois o coração é “o lugar onde Allah vê”, o Mestre do perdão; é “a sede da Fé” assim como a “mina dos segredos” e a “fonte das luzes”; quando ele está são, todo o corpo está são e quando está corrompido corrompe todo o corpo, assim como nos explicou o Profeta escolhido. O servidor só é crente pelo engajamento do coração àquilo que exige a e qualquer ato de adoração só é qualificado como tal pela intenção adequada. Os chefes religiosos estão de acordo que os atos dos membros só são aceitos pelo ato do coração mas que, pelo contrário, o ato do coração pode ser aceito sem os atos dos membros; também ensinam que se os atos do coração não são aceitos, a não será aceita.


Henry Corbin – Corbin Homem Luz

Sin duda la práctica del dhikr en la escuela de Najm Kobrâ implica también todo un conjunto de técnicas: movimientos de la cabeza, regulación de la respiración, ciertas posturas (en Semnani por ejemplo la posición sentada con las piernas cruzadas, la mano derecha puesta sobre la mano izquierda, que agarra la pierna derecha colocada sobre el muslo izquierdo), posturas en las cuales se ha podido descubrir una influencia taoísta. Mediante la concentración ininterrumpida de la atención sobre un objeto, éste puede acabar por imponerse con tal fuerza, quedar hasta tal punto animado de vida, que el místico se sienta atraído y como absorto en él.

A este fenómeno había estado atento Rudolf Otto cuando percibía un paralelismo llamativo entre el dhikr sufí y la μνήμη του Θεου o Іμσοῡ practicada por los monjes del monte Athos y en el antiguo monaquismo cristiano.

La función preponderante del dhikr sufí se justifica por establecer experimentalmente la unión entre el motivo de la salida del pozo, la orientación polar del espiritual y el crecimiento de su cuerpo de luz. Orientación polar que también aquí significa, esencialmente, interiorización como paso al mundo del más allá. Najm Kobrâ describe en análisis minuciosos y según su experiencia personal este proceso de interiorización: es una inmersión del dhikr pasando por tres grados. Como se ha recordado anteriormente, los fenómenos descritos no se relacionan con el organismo físico sino con la fisiología sutil y sus órganos.

Una primera fase de penetración todavía incompleta se caracteriza por percepciones acústicas que pueden ser dolorosas y hasta peligrosas; en este caso (y tal fue el consejo imperativo que Najm había recibido de su shaykh), es preciso interrumpir radicalmente el dhikr hasta que todo vuelva al orden (§§ 45-ss.). Las otras dos fases se describen como la caída o inmersión del dhikr en primer lugar en el corazón, y luego en el sirr, el «secreto», la transconciencia. «Cuando el dhikr se sumerge en el corazón, este se siente entonces como si fuera un pozo y el dhikr como un cubo que desciende en él para coger agua.» O, según otra imagen del mismo estado vivido: el corazón es ‘Isâ ibn Maryam, y el dhikr es la leche que lo alimenta. Volvemos a encontrar, pues, el motivo del nacimiento del Niño espiritual, que ya había aparecido antes (supra II, 1), motivo que tiene su equivalente en tantos místicos y que conduce al sufismo a ver en Maryam la tipificación del alma mística (§ 49). Otras descripciones de Najm Kobrâ hablan de una abertura que el dhikr produce en lo alto de la cabeza y por la que descienden primero una tiniebla (la de la existencia natural), luego una luz de fuego, y después la luz verde del corazón (ibid.); o también, de una herida en el costado por la que el corazón y su Espíritu Santo escapan como un caballero con su montura para realizar el ascenso a los lugares divinos (mahâdir al-Haqq, los τόποι de los gnósticos, cf. supra) (§ 50). No busquemos forzosamente aquí el indicio de una estigmatización. Todo esto no sucede en el mundo perceptible por los sentidos internos, ni en lo «imaginario», sino en el mundus imaginalis (‘âlam al-mithâl), ese mundo imaginal que tiene por órganos homogéneos en el ser humano los centros de la fisiología sutil (las latîfa). En una última fase, el dhikr se entremezcla tan íntimamente con el ser profundo del místico que, aunque éste lo abandonara, el dhikr no le abandonaría a él. «Su fuego no cesa de arder, sus luces ya no se extinguen. Ves sin cesar luces que suben y bajan. El resplandor te rodea, con llamas muy puras, muy cálidas, muy ardientes» (§ 51).


{toc showdesc=1 type=fancy}