Nicoll Moises

Maurice Nicoll — O HOMEM NOVO

AS BODAS DE CANAÃ

¿Qué significa la idea de una boda en esta descripción psicológica? ¿Cuál era el elemento que había en Jesús que tenía que unirse con algún otro elemento y que resultó en que el agua quedase convertida en vino y así diese la primera señal de su evolución interior? En la Biblia vemos que las primeras verdades que conciernen a nuestra existencia y lo que tenemos que hacer en ella, o sea los mandamientos, están escritos en piedra. Pero debemos también recordar que algo falló, que algo anduvo mal en la transmisión de estas verdades que Dios dio a Moisés. Este arrojó las tablas originales (“escritas de Dios”) y las destruyó al encontrarse con que durante su ausencia en el monte Sinaí el pueblo había comenzado a adorar un becerro de oro construido por ellos mismos: Éxodo XXXII, 15-19.

Luego, Moisés fue ordenado de Dios que hiciera otras dos tablas con sus propias manos. “Y… alisó dos tablas como las primeras.” (Éxodo XXXIV, 4.) La Verdad de aquellos que se encuentran en un nivel muy superior de comprensión, en un nivel por encima del nuestro, es algo que no se puede transmitir directamente. No tenemos en qué recibirla, de manera que ocupamos nuestro nivel de entendimiento con acuerdos legales, con formulismos y demás cosas. En consecuencia, la Verdad superior llega a nosotros en los términos de una Verdad más baja, más rígida, más literal. Se trata como si los adultos estuviesen hablando a los niños. Es imposible transmitir el significado completo.

Así como los Diez Mandamientos debieron quedar representados en piedra a fin de que los Hijos de Israel los pudiesen recibir, así también la ya existente Verdad de la parábola de las bodas se describe en la forma de agua echada en seis vasijas de piedra de la clase que los judíos utilizaban para sus ritos de la purificación. Esto sugiere que la Verdad tenía como base las antiguas creencias y costumbres de los judíos. Según las más antiguas alegorías, el seis es el número de la Creación; o, en diferentes niveles, es el número que representa la preparación para cualquier logro. Durante seis días de la semana nos preparamos para el sábado; un esclavo judío tuvo que servir por espacio de seis años antes que pudiese obtener su libertad; una viña tenía que podarse durante un sexenio; la tierra debía ser arada durante seis anos, pero al séptimo siempre ocurría el sábado de sagrado reposo para la tierra. Tal fue la ley dada a Moisés. Igualmente, había seis gradas en la escalera del trono del rey Salomón. Así, las seis vasijas de piedra parecen representar un periodo de preparación durante el cual la Verdad, en la forma de agua, ya ha sido recibida y contenida en las mentes de los judíos; ha tomado la forma correspondiente a sus antiguas creencias y aguarda su transformación con la venida de Cristo.

Tenemos entonces en esta parábola que el “agua”, tras haber sido echada en las vasijas de “piedra”, se torna “vino”. Recordemos lo ya dicho acerca de estos tres estados de la Verdad: piedra, agua, vino. La piedra representa la Verdad literal y se hace así posible comprender que las sucesivas transformaciones de su significado están implicadas en estos tres niveles de la Verdad. Lo que aprendemos en el regazo de nuestras madres bien puede ser la Verdad, pero no es nuestra aun cuando obedezcamos. Dios es espíritu; la “Madre” no lo es. La autoridad todavía no es interna, sino que proviene desde afuera. Y también se menciona que Jesús hablaba como uno que tiene autoridad. Pero aun esta comprensión de la Verdad no es suficiente, y no es lo que denota en este relato. Significa un nuevo estado, una nueva condición, y debemos recurrir a la palabra Bien a fin de tener una idea acerca de su significado real. Piedra, agua, vino, indican tres niveles de la Verdad, ¿pero dónde podremos hallar una palabra comparable al Bien? La ‘encontramos hacia el final de este dinámico relato. El maestresala, al probar el agua convenida en vino, comenta que lo usual es que en una boda se proporcione primero el buen vino, y después el malo. Estaba hablando en términos literales: Juan III, 9, 10.

La “Madre” había ordenado a los sirvientes que obedecieran a Cristo. Tomemos nota de que tanto la Madre como los sirvientes sabían la orden de echar agua en las tinajas de piedra que estaban vacías. Tenían acceso al agua, o sea a aquella parte de Jesús que estaba al nivel de su comprensión. Y él, Jesús, utilizó este nivel inferior, pero no directamente. Lo utilizó a través del nivel intermedio llamado “Madre”. En esto tenemos la evidencia de una verdadera psicología perdida hace ya muchísimo tiempo. Pero toda la mente tiene que estar abstraída a fin de poder captar un solo reflejo del esplendor del significado interno de esta primera señal del desarrollo interior de Jesús que se registra en términos de una imaginería visible, palpablemente falsa. Considerándolas desde el punto de vista de que esta imaginería visible pudiera ser cierta en lo literal ¿a qué iba a convertir Jesús 600 litros de agua en vino? Esto era sencillamente absurdo pues Cana de Galilea era un villorrio pequeño. No puede significar que tanta agua quedase, por un milagro, transformada en vino hacia el fin de una fiesta local. Se trata nada menos que de 600 litros. Pero es justamente esto, el advertir que su interpretación no puede ser literal, lo que nos hace ir en pos de un significado psicológico. La representación psicológica en términos de imágenes físicas, como se hace con las caricaturas, es una cosa: pero tomar el sentido psicológico en términos de lo físico es un proceso de reversión que continuamente ocurre con cada intento de proporcionar un significado para aquellos que sólo pueden tomar las cosas en un sentido literal y sensorio.

Una mente que se basa tan sólo en los sentidos creerá que el pan y el vino utilizados en el ritual de la conmemoración de la Ultima Cena deben tomarse literalmente. Pero el nivel literal de comprensión en asuntos tan superiores siempre origina enormes estragos en nosotros, y así ha sido en todos los tiempos. Un hombre podrá tomar literalmente la frase: “No matarás”, y hasta podrá obedecerla. Pero si consigue ver con más profundidad y comprender que durante todo el día está matando a otros psicológicamente con sus pensamientos, con sus sentimientos, comenzará a pasar a otro nivel de comprensión en lo que a este mandamiento se refiere. Podrá darse cuenta del más amplio y más íntimo significado que encierra. Entonces, aquello que le fue enseñado externamente comenzará a penetrarle; y su significado sufrirá una modificación interna comparable al comienzo de la transformación de la piedra en agua. Eventualmente, al advertir todo el Bien que contiene este mandamiento, y así lograr tener compasión, que es algo que proviene de la Bondad, el agua se transformará en vino. Evolucionará en sí mismo a través de este discernimiento; evolucionará en su comprensión. La evolución individual sólo es posible por medio de la transformación de la comprensión íntima; el hombre es su comprensión, y el querer o la voluntad derivada de ella, y nada más. El hombre no es un ser físico. La evolución individual en el sentido que lo indican los Evangelios sólo puede ocurrir psicológicamente. Cuando por sí mismo el hombre ha podido valorizar aquello que le fue enseñado como un mero mandamiento o Verdad externa, cuando su aspecto emocional se ha desarrollado hasta alcanzar el mismo nivel de cualquier conocimiento (gnosis — episteme) de la Verdad que posea; cuando esto ocurre de tal suerte que trate de hacer aquello que sabe, y que trate de hacerlo no por obligación sino por la propia voluntad, por el propio sentimiento y el propio consentimiento, entonces es otra clase de hombre. Es un hombre que se perfecciona, un hombre que se acerca al grado que en esta parte tomamos bajo el símbolo del vino, un Nuevo Hombre.