Nicoll Figueira Infrutifera

‘Maurice Nicoll — COMENTARIOS PSICOLÓGICOS SOBRE LAS ENSEÑANZAS DE GURDJIEFF Y OUSPENSKY
A figueira infrutífera (Luc XIII, 6-9)
Excertos de COMENTARIOS VOLUMEN I 21 de febrero, 1942 — PARTE VI.

La máquina llamada Vida Orgánica en la Tierra no sólo transmite fuerzas descendentes por el Rayo de Creación, sino que crea dentro de sí ciertas fuerzas que pasan a la creciente Luna y la ayudan a desarrollarse. La Luna se alimenta de la Vida Orgánica, además de recibir fuerzas que pasan por el Rayo. Por ejemplo, todo el sufrimiento inútil en la Tierra es alimento para la Luna, tal como las emociones negativas. El dolor es alimento para la Luna y por esta razón se dice a veces que la Vida Orgánica es una fábrica de dolor. El dolor y la muerte alimentan a la Luna y se requiere cierta cantidad de ellos. Por esta razón, aquellos que lo comprendían iniciaron sacrificios en épocas pasadas. Podríamos decir aquí muchas cosas, considerando la Vida Orgánica sólo desde el punto de vista de una máquina insertada en un punto particular del Rayo para un propósito particular — a saber, para servir al Rayo. Porque es preciso comprender que el Hombre no tiene significación alguna en el Rayo mismo sino como una parte de la Vida Orgánica. Pero respecto del Sol, que lo ha creado, el hombre tiene la mayor de las significaciones si se empeña en encontrarlas. Tiene aquí una puerta abierta para él — que no lo conduce al gigantesco Rayo, sino a una escala separada junto a él. Este es uno de los significados de la parábola del Hijo Pródigo: el Hombre puede volver junto al Padre.

En el Nuevo Testamento se dicen muchas cosas significativas que se relacionan con la Octava del Sol. Ya habrán visto que el Sol deseaba algo para sí al crear al Hombre en la Tierra. El Hombre no fue creado sólo para los fines del Rayo, sino que fue creado para los fines del Sol — como un experimento en la evolución de sí. A menos que esta auto-evolución del Hombre se cumpla en suficiente número de hombres el Sol no recibirá lo que desea y no quedará satisfecho. Remitámonos a una de las muchas parábolas que a este respecto se encuentran en los Evangelios:
“Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone: y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.”
(Lucas: XIII, 6-9)

No trate de entender esta parábola literalmente. Entiéndala psicológicamente y verá que significa que el Hombre tiene ciertas posibilidades que pueden llegar a dar fruto, y, a menos que den fruto, el hombre será derribado.