Maurice Nicoll — COMENTARIOS PSICOLÓGICOS SOBRE LAS ENSEÑANZAS DE GURDJIEFF Y OUSPENSKY
LA PARÁBOLA DE ANDAR SOBRE LAS AGUAS
Dentro de poco iniciaremos la enseñanza del Trabajo desde el comienzo. Al presente seguiremos hablando sobre la cuestión de sellarse uno mismo. Les recordaré que el Trabajo no puede caer sobre nuestro sí ordinario y crecer y producir resultados. Una persona debe sentir el Trabajo como algo completamente diferente de la vida y de todo lo que ha aprendido de la vida. Cabe decir que es espiritual, no físico, no material, no fuera de uno mismo, como es la vida. Por esta razón se ha dicho que el Reino de los Cielos está dentro de uno. Hemos hablado del significado de “dentro” o “interior”. Como ejemplo práctico se dijo que el “Yo” Observante y la práctica de la observación de sí hacen que el centro de gravedad se desplace hacia el interior. Una persona empieza a verse a sí misma como algo exterior, adquirido, ya no es exactamente sí misma. Comienza a ver un nuevo sí. Este es un movimiento hacia el interior.
Esta noche me referiré a la parábola de Cristo andando sobre las aguas en conexión con la idea de que es preciso sellarse uno mismo. Es menester que nos sellemos a la vida y a la manera en que se la toma. Son en realidad la misma cosa, pero no completamente. El hombre, la mujer, que se trastornan fácilmente, deben sellarse a la vida — esto es, a lo que los perturba — . Pero esto depende de su capacidad de separarse de ese lado que está perturbado. Por eso el sellarse a la vida y a la Personalidad mecánica es lo que más tarde determina cómo reaccionamos a la vida, cómo tomamos la vida, cómo juzgamos la vida, y cómo sentimos tener o no razón. Quizá pueda sellarme al doctor Nicoll y la manera cómo toma todo. No quiere decir ello que venzo al doctor Nicoll. Significa simplemente que dispongo de un lugar, una habitación cerrada, una sala privada, en la que el doctor Nicoll no puede entrar. Aquí puede crecer el Trabajo. Al cabo de un tiempo, ese lugar interior, logrado mediante la observación de sí, cuando es bastante fuerte, puede vencer indudablemente al doctor Nicoll. Pero al principio es imposible. Empero si llego tan lejos se produce una distinción — una separación interior — . Ahora soy dos, no uno. Ninguna persona, dice el Trabajo, puede mover de donde está a no ser que se divida a si misma en dos — que llegue a ser un lado observante y un lado observado — . Si tiene un Centro Magnético es en un sentido dos personas, pero en realidad no lo es aún. Tiene la posibilidad del Trabajo. Todo crecimiento se produce por división. Una célula se divide en dos. El Hombre como organismo auto-desarrollante, como una célula, ante todo debe llegar a ser dos. En mi caso yo y Nicoll debe llegar a ser una experiencia muy verídica de separación interior. Observo a Nicoll que está haciendo cosas y empero no soy Nicoll. Esto no es fácil. Es fácil escuchar — no es fácil hacer — . Hacer lo que el Trabajo enseña es una cosa: escuchar lo que dice es otra. La segunda nota en la Octava-Trabajo del desarrollo personal radica, según lo que nos dijeron, en aplicar lo que el Trabajo enseña a nosotros mismos. Esto no es comprendido salvo después de un largo contacto con las ideas y una verdadera lucha con toda la cuestión. El Trabajo empieza a luchar con la vida en uno mismo. La gente dice, por ejemplo: “En la reunión sólo se habló de la observación de sí y ya lo hemos oído muchas veces”. No cabe la menor duda de que es así. ¿Pero se ha observado realmente a si mismo de una manera consciente e imparcial y se ha examinado desde ese ángulo absolutamente neutral en el que no cuenta ni la auto-justificación ni las excusas? ¿O se pasa todo el tiempo tomándose a sí mismo como sí mismo y creyendo que es la única manera de tomar la vida?
En la parábola que se refiere al andar sobre las aguas hay una idea que en el Trabajo se expone en una forma diferente. Supongamos que siempre fueran capaces de recordarse a sí mismos. Entonces estaríamos en el tercer nivel de conciencia y todo lo que tiene lugar en el segundo nivel, donde, en mi caso, existe Nicoll, el llamado estado de conciencia despierta, no tendría poder sobre mí. Esto es, estaría usted sellado a sus modos mecánicos de pensar y sentir y actuar y tomar la vida y juzgar y así sucesivamente. De este modo, por así decirlo, andaría sobre sí mismo. Ahora bien, imagine que de pronto se identifica. Entonces se hundiría. ¿Dónde se hundiría usted? Se hundiría en el nivel ordinario de sí mismo — en mi caso en el de Nicoll — de cómo toma la vida, examina la vida, piensa la vida, juzga la vida, como le fue enseñado — esto es, como su Personalidad fue establecida en usted — de lo que adquirió.
Cito la parábola:
“Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo. Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Cafamaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban.” (Juan, VI, 15-21.)
Todas las parábolas de los Evangelios se refieren a alguna cosa en este Trabajo. Supongamos que tienen que idear alguna parábola sobre el Recuerdo de Sí o sobre la Falsa Personalidad y lo demás, se encontrarán escribiendo parábolas semejantes a las que están en los Evangelios. Meditemos sobre lo que significa la parábola de Cristo andando sobre las aguas. Está explicada de una manera mucho más completa en uno de mis capítulos sobre los Evangelios, pero ahora podemos comprender hasta cierto punto su significado. Adviertan que Cristo fue tentado para que fuese rey en la tierra y que luego fue a un alto monte. ¿Cuál es su significado? Comprendan que Cristo fue tentado como nosotros somos tentados. Sería una gran tentación que lo hicieran a uno Rey de la Tierra. Pero él fue a un alto monte. De seguro significa que se recordó a sí mismo, recordó lo que tenía que hacer, cuál era su tarea. En la próxima parte de la parábola aparece exactamente la misma idea en diferentes imágenes. La tormenta que se levanta en el mar representa la tormenta que se levanta en nosotros todos, digamos, cuando somos negativos, cuando nos identificamos. Cristo andando sobre las aguas representa el estado de ser en el que podía andar sobre las aguas tormentosas de sí mismo y no hundirse. Las dos ideas, la de subir al monte (después de haber sido tentado a ser Rey de la Tierra), y nuevamente, la de andar sobre las tormentosas aguas de sí mismo, son similares. Representan el estado de Recuerdo de Sí. Y lo interesante es que cuando Cristo dice: “Yo soy”, la construcción griega es muy enfática. Literalmente quiere decir: “Yo soy yo” (ego eimi), que, como es sabido, es la definición que YHWH dio de sí al decir: “Yo soy el que soy”. El tercer estado de conciencia que ninguno de nosotros ha alcanzado excepto en la forma de destellos es aquel en el cual uno se recuerda a sí mismo, uno llega a ser “Yo” por encima de todos los pequeños “Yoes” en uno mismo. Así se ve que todos los ejemplos dados en las parábolas se refieren al Recuerdo de Sí y muestran cómo Cristo gozaba del completo poder de recordarse a sí mismo, de hallar el “Yo” Real en sí mismo, lo cual le daba poder sobre todos los pequeños “Yoes” de vida. Y esto significa desde luego que podía sellarse a si mismo y a los efectos de la vida en su sí humano.
En esta parábola se habla de dos aspectos del Recuerdo de Sí. Cuando Jesús se retiró al monte se recordó a sí mismo en lo que cabe llamar de una manera pasiva — esto es, se retiró él mismo de sí mismo y alcanzó un estado más elevado de conciencia en la cual ya con sus “Yoes” inferiores no se producían más contactos. Hallamos luego que el otro aspecto del Recuerdo de Sí es también mencionado. Bajó al tormentoso mar y anduvo sobre él. Una de las más grandes enseñanzas del Trabajo radica en que no somos exactamente conscientes y no podemos hacer nada con nosotros mismos de una manera verdadera mientras no alcancemos el nivel más elevado de conciencia llamado Recuerdo de Sí, Conciencia de Sí, Percepción de Sí. Todos ustedes recordarán que les hablé recientemente sobre este particular cuando dije que el Cochero debía trepar a un nivel más alto, de otro modo no puede conducir su caballo y carruaje. La práctica del Recuerdo de Sí no es tan difícil como la gente cree. Es un elevarse sobre el propio mar tormentoso, sobre la propia Personalidad, los celos, las envidias, las ansiedades, las cuitas, y todo el resto. Se les ha dicho muchas veces que a no ser que crean que hay un nivel superior tanto en ustedes mismos como en las categorías de la humanidad — es decir, un circulo consciente de hombres, no serán capaces de recordarse a sí mismos. Si una persona tiene Centro Magnético, dicha persona siempre supo de una manera extraña que hay algo superior, pero el Centro Magnético por sí mismo sólo puede llevarla al Trabajo y es incapaz de mantenerla allí. Si escucha el Trabajo con la mente y no con los oídos externos, ya discierne de qué trata, ya halla en sí mismo infinitas verificaciones. Mediante el poder del Trabajo que ha ocupado el lugar del Centro Magnético empieza a recordarse a sí misma, pero si toma la vida como sí misma se hundirá — esto es, en cuanto surge una dificultad en la vida y siente que ésta lo maltrata se identificará con todos los pequeños “Yoes” en sí misma que han sido formados por su educación. Así caerá, se hundirá en las aguas de su Personalidad, y luego se olvidará de sí mismo y llegará a ser un hombre común, mecánico, que sirve a la Naturaleza. El mero recordar a si mismo apartándose del mundo, yendo al monte, no basta. Por cierto le dará una idea de lo que tiene que hacer, de cuál es su verdadera meta, pero luego, habiendo oído con la mente interior lo que debe hacer, tendrá que salir a la vida y andar sobre las aguas y no hundirse. Permítame que le repita que mientras se siga tomando a sí mismo como a sí mismo, nunca llegará a ningún lugar en el Trabajo. Si no puede observarse a sí mismo, no puede moverse de donde está.