El neoplatónico Nemesio, obispo de Emeso a fines del siglo IV, reproduce en su tratado De la Naturaleza del hombre, dos demostraciones, una sobre la inmaterialidad del alma, que atribuye a la vez a Numenio y a Ammonio, y otra sobre la unión del alma con el cuerpo, cuya paternidad asigna exclusivamente a Ammonio.