Fílon — LEGUM ALLEGORIAE
Maná do Céu
Excertos da tradução em espanhol de JOSÉ MARÍA TRIVIÑO
LIX. Aclara aún más este punto cuando dice: “Por la mañana, cuando hubo cesado el rocío, apareció en torno de todo el campamento; y he aquí que sobre la superficie del desierto había una cosa menuda como si se tratase de cilantro, blanca como escarcha sobre la tierra. Al verlo dijeron unos a otros: ‘¿Qué es esto?’, porque no sabían lo que era. Mas Moisés les dijo: ‘Este pan que nos ha proporcionado el Señor para que comamos es esta palabra que el Señor nos ha prescripto’”. (Ex. XVI, 13 y ss.) Ves en qué consiste el alimento del alma: es la palabra de Dios, continua, a semejanza del rocío; la que encierra en derredor al alma toda y no permite que porción alguna esté ajena a ella.
170. Mas no en todas partes se manifiesta esta palabra; sino en el desierto de las pasiones y los vicios; y es sutil1 para concebir y ser concebida, y sumamente clara y transparente para verse. Es, además, semejante al cilantro; y los agricultores aseguran que, si se divide la semilla del cilantro en innumerables porciones, cada una de las partes en que ha quedado dividida, si se siembra, germina tal como podía haberlo hecho la semilla entera. Tal es también la palabra Divina, capaz también de brindar beneficios no solo ella en conjunto sino además a través de cada porción, cualquiera fuere.
171. Creo yo que la palabra de Dios se asemeja también a la pupila2 de los ojos; pues, así como la pupila del ojo, no obstante ser una pequeñísima parte de él, alcanza a ver todas las zonas del universo, la inmensidad del océano, la vastedad del aire y del dilatado firmamento y cuanto el sol bordea en su marcha ascendente y descendente; así también la palabra de Dios está dotada de la más penetrante de las visiones, al punto de que es capaz de supervisarlo todo y con ella se hace claramente visible todo cuanto es digno de verse. ¿Qué puede, en efecto, ser más brillante y esplendente que la Divina palabra, por cuya participación también las demás cosas despójanse de su obscuridad y sombra ansiosas de participar de la claridad del alma?
172. LX. Una afección particular se origina en virtud de la palabra Divina. En efecto cuando ella ha llamado al alma hacia sí, provoca una congelación en todo lo terrestre corpóreo y sensitivo de nuestro ser. Por eso dice el legislador: “Como si fuera una escarcha sobre la tierra.” (Ex. XVI, 14.) Y así es: cuando el que ve a Dios está abocado a su fuga de las pasiones, las olas, es decir, el ímpetu, el acrecentamiento y la soberbia de las mismas, solidifícanse. “Témanse sólidas en efecto, las olas en medio del mar” (Ex. XV, 8) para que el que ve al Que Es avance hasta dejar atrás a la pasión.
173. Pues bien, las almas que tienen ya experiencia sobre la palabra Divina, mas no son aún capaces de responder a la pregunta “¿Qué es?” (Ex. XVI, 15) pregúntanselo unas a otras. En efecto, muchas veces en presencia de un grato sabor no sabemos qué alimento es el que lo ha provocado y, habiendo percibido gratos aromas, no sabemos cuáles son. Pues, otro tanto ocurre con el alma; llena de alegría a veces, no sabe decir qué es lo que la alegra. Mas es instruida por el sagrado intérprete y profeta Moisés, quien le dirá: “Este pan” (Ex. XVI, 15) es el alimento que Dios ha proporcionado al alma para que se nutra de Su palabra y de Su doctrina; porque “este pan” que nos ha proporcionado para alimentarnos “es esta palabra”. (Ex. XVI, 15.)
- “Sutil”: Filón juega con las dos acepciones del término leptós = menudo (como se entiende en el pasaje bíblico) y sutil, tanto material como espiritualmente. En las consideraciones de este parágrafo y los siguientes se advierte que Filón toma el término lagos ora en el sentido específico de palabra ora en el de lagos divino en general.[↩]
- La semejanza del termino kóre = pupila, con kórion = cilantro (coriandro, en castellano antiguo) ha sugerido, seguramente, a Filón, la relación entre uno y otro símbolo de la palabra de Dios.[↩]