Lulio Fides

Raimundo LulioFilosofia Moral
De la fe.
La fe es la virtud que compele el entendimiento a afirmar o negar positivamente las cosas que son verdaderas. La fe es para que restaure las verdades amables, recordables y considerables, para que sus semejanzas sean buenas, por las cuales están significadas; como las cosas visibles ausentes de la vista, cuyas semejanzas están recibidas en la imaginación, para que faltando las cosas visibles, puedan parecer amables. La fe es máximamente por razón del entendimiento, que cree aquello que no puede entender; empero también ayudan a su creencia la memoria y la voluntad; porque la voluntad quiere que lo alcance y toque, suponiendo la verdad, la cual no puede tocar ni alcanzar en aquel tiempo por razones necesarias. Y esto quiere la voluntad, para que pueda alcanzar y tocar las amabilidades de los objetos que el entendimiento considera. Y lo mismo hace la memoria, que tiene instinto natural a las memorabilidades deseadas, para tener concordancia con la voluntad. Por razón de la fe la intelectividad inquiere la inteligibilidad de las cosas verdaderas, y dispone la materia, para que se entienda pon razones necesarias; y a esta disposición ayuda Dios. Y ayuda la amatividad de la voluntad y la memoratividad de la memoria. Y por esta causa el entendimiento se exalta y subtiliza tanto cuanto puede, para subir y remontar su entender a las verdades de las cosas por razones necesarias; como a el entender la Trinidad de Dios y su encarnación, la creación del mundo y la resurrección de los hombres, el Sacramento del altar y la potestad que el Papa tiene en las llaves, y así de otras cosas semejantes a éstas. Y a este ascenso o sublimación no puede llegar el entendimiento, si primero no supusiere ser posible cualquiera de los objetos que habernos dicho. Por eso la fe tiene este oficio o función, de que por ella el entendimiento supone que puede entender lo verdadero. Y es la luz del entendimiento, por la cual pueda inquerir lo verdadero; y cuando hubiere adquirido aquello, es a saber, lo verdadero, o que lo hubiere recibido en un grado de la verdad, la fe le dispone la materia, por donde suba más arriba con mayor grandeza de entender; y esto de grado en grado, hasta tanto que no pueda subir más. Y la fe está sobre el entendimiento, y el entendimiento está debajo de la fe; como el olivo que está injerido sobre el alcornoque, y cuanto más viene y se allega la materia del alcornoque al olivo, sube más el olivo, y convierte en su especie aquella materia que le va sobreviniendo. Y en este pasaje se conoce de qué modo la fe permanece, y los méritos» que tiene el hombre por ella; aunque el entendimiento alcance y toque en un tiempo las verdades, que son competentes a Dios por razones necesarias, las cuales verdades no tocaba antes, pero suponía, por la virtud de la fe, que ellas eran verdaderas. Si no fuese la fe, los hombres simples y que tratan de las artes mecánicas no podrían participar con las verdades de Dios y de sus obras, que son difíciles de entender, Pero por cuanto la fe está en ellos, participan con aquellas verdades, amando, creyendo y recordando; de la misma manera que participan con las sensibilidades (que no sienten), imaginándolas, por el cual imaginar se mueven a sentir los sensibles que desean sentir, viendo, oyendo, oliendo, gustando, etc.