Ahora bien, dice la mujer: «Señor, mi marido, tu siervo, está muerto». «Siervo» significa lo mismo que alguien que recibe y conserva (algo) para su señor. Si lo retuviera para sí mismo, sería un ladrón. (El) entendimiento es «siervo» en sentido propio antes que (la) voluntad o (el) amor. (La) voluntad y (el) amor se dirigen hacia Dios en cuanto es bueno, y si no fuera bueno, no se fijarían en Él. (El) entendimiento (empero) empuja hacia arriba, hacia la esencia, antes de pensar en (la) bondad o (el) poder o (la) sabiduría o cualquier cosa que sea accidental. No tiene en cuenta las cosas que se han añadido a Dios; lo toma a Él en Él (= en su sí mismo); se hunde en el ser y toma a Dios tal como es ser puro. Y aunque Él no fuera ni sabio ni bueno ni justo, lo tomaría, no obstante, tal como es ser puro. En esto (el) entendimiento se parece al orden supremo de los ángeles, que contiene los tres coros: (los) Tronos que recogen en ellos a Dios y lo conservan en sí y Dios descansa en ellos, (los) Querubines que conocen a Dios y persisten en ello, los SERAFINES que son el fuego. A éstos se asemeja (el) entendimiento y conserva a Dios en sí mismo. Junto con estos ángeles, (el) entendimiento concibe a Dios en su vestuario, desnudo, tal como es Uno sin distinción. SERMONES: SERMÓN XXXVII 3
Serafines
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