Si tienes flaquezas, ruega a Dios con frecuencia (preguntándole) si no redundaría en su honor y si le gustaría quitártelas; porque sin Él no eres capaz de (hacer) nada. Si te las quita, dale las gracias; mas, si no lo hace, lo soportarás por amor de Él, pero ya no como pecaminosa flaqueza, sino como un gran ejercicio con el cual has de ganarte una recompensa y ejercitarte en la PACIENCIA. Debes estar contento si te da o no su don. ECKHART: TRATADOS PLÁTICAS INSTRUCTIVAS 23.
Pues apénate de ello y sopórtalo con PACIENCIA y tómalo como ejercicio y quédate en paz. Dios sufre gustosamente la ignominia y las penas, y quiere de buen grado prescindir del servicio y de la loa para que aquellos que lo aman y le pertenecen tengan paz en su fuero íntimo. Entonces, ¿por qué no habríamos de tener paz, no importa lo que Él nos diera o lo que nos faltara? Escrito está y lo dice Nuestro Señor que «son bienaventurados quienes sufren por la justicia» (Mateo 5, 10). De veras, si un ladrón a quien se estuviera por colgar (y) que bien lo tuviera merecido a causa de sus hurtos, o un individuo que hubiera asesinado y a quien con justicia estuvieran por enrodar, si ellos – (digo) – pudieran llegar a comprenderlo en su fuero íntimo, (pensando): Mira, estás dispuesto a sufrirlo en aras de la justicia pues lo tienes bien merecido, ellos obtendrían inmediatamente la bienaventuranza. De veras, por injustos que seamos, si aceptamos como justo lo que Dios nos hace o no hace, y sufrimos por amor de la justicia, entonces somos bienaventurados. Por eso, no te lamentes, laméntate tan sólo de que todavía te lamentes y no estés contento; sólo puedes lamentarte de que tengas demasiado. Pues, quien tuviera recta disposición, recibiría tanto en la indigencia como (si fuera) propietario. ECKHART: TRATADOS PLÁTICAS INSTRUCTIVAS 23.
Supondré otra cosa más: Has perdido mil marcos; en este caso no debes lamentarte por los mil marcos perdidos. Tienes que dar las gracias a Dios quien te diera los mil marcos que podías perder, y quien por ejercitarte en la virtud de la PACIENCIA, permite que te ganes la vida eterna, lo cual no se concede a muchos miles de hombres. ECKHART: TRATADOS EL LIBRO DE LA CONSOLACIÓN DIVINA 2
Además, si el hombre se dispusiera a tomar conciencia y reflexionar sobre la gran alegría que sienten seguramente Dios mismo a su manera y todos los ángeles y cuantos conocen y aman a Dios a causa de la PACIENCIA del hombre cuando por amor de Dios sufre penas y perjuicios, en realidad, esta (noción) por sí sola ya de derecho debería procurarle consuelo. Si una persona es capaz de entregar sus bienes y soportar molestias para dar alegría a su amigo y hacerle un favor. ECKHART: TRATADOS EL LIBRO DE LA CONSOLACIÓN DIVINA 2
Primero, lo que dice San Agustín: que la PACIENCIA en el sufrimiento por amor de Dios es mejor, más preciosa, más elevada y más noble que todo cuanto se le puede quitar al hombre en contra de su voluntad; todas estas cosas son sólo bienes exteriores. Dios sabe que no encontramos ninguna persona amante de este mundo, por rica que fuera, que no estuviera dispuesta a soportar grandes dolores de buen grado y aun durante largo tiempo con tal de que luego pudiera ser poderoso señor de este mundo. ECKHART: TRATADOS EL LIBRO DE LA CONSOLACIÓN DIVINA 2