Hay todavía otra cosa capaz de consolar a una persona. Pongo el caso de que un hombre durante varios años haya gozado de fama y comodidades y ahora las pierde por disposición divina; entonces el hombre ha de razonar sabiamente y darle las gracias a Dios. Sólo cuando se da cuenta del daño y de las molestias que ahora sufre, sabe cuántas ventajas y comodidades tenía anteriormente y debe agradecer a Dios la comodidad de que gozó durante muchos años sin darse perfecta cuenta de lo bien que estaba, y que no se le ocurra estar disgustado. Debe reparar en que el ser humano, de acuerdo con su estado natural, no tiene en sí mismo nada más que MALICIA y flaquezas. Todo cuanto es bueno y bondad, Dios se lo ha prestado mas no se lo ha dado (como posesión). Pues, quien llega a conocer la verdad, sabe que Dios, el Padre celestial, les da todo cuanto es bueno al Hijo y al Espíritu Santo; pero a las criaturas no les da ningún bien sino que sólo se lo presta. El sol da calor al aire, mas la luz se la da en calidad de préstamo; y por lo tanto, el aire pierde la luz tan pronto como se hunde el sol, pero conserva el calor porque éste se le ha dado como propiedad. Y por ello dicen los maestros que Dios, el Padre celestial, es Padre del Hijo y no (su) Señor y tampoco es el Señor del Espíritu Santo. Pero Dios-Padre-Hijo-y Espíritu Santo, es un solo Señor y, (en efecto), un Señor de las criaturas, y nosotros decimos que Dios desde la eternidad fue Padre; pero desde el momento en que creó las criaturas, es Señor. 293 ECKHART: TRATADOS EL LIBRO DE LA CONSOLACIÓN DIVINA 2
malicia
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